La reciente nominación del Ascensor del Hospital Van Buren de Valparaíso como Monumento Histórico por parte del Consejo de Monumentos Nacionales no podría más que despertar simpatías y empatías.
Sin embargo esas sensaciones se desvanecen rápidamente cuando nos damos cuenta que el contexto de esa acción no es más que una señal anacrónica por utilizar un instrumento legal como una estrategia para incentivar el desarrollo del bien patrimonial. Bien por el desarrollo pensarán varios, pero éste siempre es más rápido que la Ley. Una ley que llega tarde, pero llega, pensarán otros.
Lo curioso de eso es que en un país en donde somos tan generosos para movilizarnos por las tragedias mediáticas no lo somos tanto para aquellas cientos de pequeñas tragedias cotidianas en donde se le niega el futuro a las generaciones que asoman, a las cuales se les ofrece una herencia mezquina cada vez que se invoca la propiedad privada como fundamento irreductible de su inminente destrucción y pérdida.
Así pareciera que la Ley del Ascensor, esa de que mientras un carro baja el otro sube, pareciera ser la única expectativa a corto plazo en un contexto en donde se olvida frecuentemente que el derecho al patrimonio es una conquista de la sociedad en su conjunto.
José de Nordenflycht
Presidente ICOMOS Chile
Foto Flirck, Ascensor Cerro Lecheros
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