mayo 28, 2016

LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DE VALPARAÍSO Y SU ÁREA HISTÓRICA UNESCO


Cecilia Jiménez Vergara – Mario Ferrada Aguilar
Arquitectos
28 de mayo de 2016

Vista aérea del Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso. Fuente: Centro DUC Valparaíso, 2008.


A partir del año 2003, a instancias de la voluntad soberana del Estado de Chile, y el impulso inicial de la I. Municipalidad de Valparaíso, el Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso fue incluida en la Lista del Patrimonio Mundial Unesco, reconociéndosele a nivel mundial Valores Universales y Excepcionales, conforme la Convención del Patrimonio Cultural y Natural de 1972. 

Dichos valores están justificados en sus atributos histórico-culturales y geográfico -naturales que se entrelazan en  complejos procesos que ha configurado un paisaje cultural, sustentado en una particular forma de vida de sus habitantes, todo lo cual se encuentra admirablemente representado por el singular despliegue arquitectónico que recorre cerros, quebradas, plan y borde mar.

En el paisaje señalado, es preponderante la relación histórica entre la ciudad y el borde marítimo, portuario y comercial; la configuración topográfica homogénea de sus cerros y quebradas,  la arquitectura eclesiástica, civil e industrial; el trazado urbano regular en el plan e irregular en sus cerros, las tradiciones y su gente, lo que en conjunto logra configurar un escenario en el que se funde el patrimonio material  con el inmaterial.

Dichas características, junto a otras más, quedaron reconocidas como parte de los “Valores Universales y Excepcionales”(VUE)del Sitio Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso, las que también explican los atributos de la cuenca anfiteatral de la ciudad, más allá de los límites del Sitio. Con su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de Unesco, Valparaíso fue reconocida como la primera ciudad en el continente latinoamericano cuyo centro histórico es manifestación de la modernidad pionera en la segunda mitad del siglo XIX, en el contexto de una “temprana globalización” y primer puerto del Cono Sudamericano.

La producción arquitectónica elaborada entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX es un claro testimonio de los valores reconocidos para el Sitio, cuyos significados se explican mediante despliegue variado y exquisito de tipologías arquitectónicas, con clara influencia europea, adaptadas a la realidad local, que han permanecido vigente a las demandas contemporáneas. Una arquitectura que también ha aportado en la consolidación de la traza histórica urbana y configuración de los espacios públicos, mediante programas mixtos, una altura promedio de tres a cuatro pisos, acompañada de tratamientos estéticos historicistas y eclécticos, vigentes en la Europa de la época, así como con estructuras y sistemas constructivos cuya calidad han demostrado alta eficiencia ante las condiciones materiales y sísmicas que periódicamente asolan al país y la región.

Entre las manifestaciones de relevancia en la identidad arquitectónica porteña podemos señalar el ex Hotel Colón de calle Esmeralda, el Edificio Ivens de plaza Aníbal Pinto, el edificio Esmeralda, el Edificio Subercaseaux en calle  Serrano (en estado de ruina producto de la explosión e incendio del año 2007), o  el edificio Ross Santa María entre las calles Bustamante, Cochrane, Valdivia y Márquez, recientemente afectado a causa del incendio del 16 de mayo de 2016.

Dicha arquitectura  se encuentra emplazada preferentemente en el Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso y ha sido objeto de numerosos estudios monográficos desarrollados en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso[1], sustentados en metodologías de investigación científica, a partir de lo cual ha sido posible caracterizar y jerarquizar sus valores patrimoniales.

En la actualidad, constatamos que, no obstante la existencia del profuso trabajo académico efectuado por importantes universidades del país y la región, no se ha logrado una protección efectiva de este patrimonio arquitectónico, expresado en tipologías eclesiásticas, habitacionales, comerciales, portuario-industriales, hoteleras y bancarias; repertorio que es índice fiel de la calidad de Paisaje Histórico Urbano que ostenta la ciudad y su Área Histórica Unesco. Ello no ha logrado incentivar que las autoridades a cargo de la ciudad elaboren las imprescindibles herramientas de manejo y gestión, que para los Sitios Unesco son requisitos fundamentales a la hora de preservar el patrimonio cultural, entre ellos el urbano y arquitectónico.

En el Área Histórica de Valparaíso y, en cualquier Sitio inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial Unesco, es obligatoria, necesaria y urgente la existencia de un “Plan de manejo y gestión[2]”, sustentado en los estándares técnicos internacionales exigidos para estos bienes, el que debe ser consensuado política, institucional y socialmente, contando con el financiamiento correspondiente. Uno de los aspectos que concita mayor importancia en estos planes de manejo y gestión, corresponde a lo que se denomina “programas de monitoreo”, instrumentos de medición dinámica y dotado de indicadores de conservación, de manejo y de gestión del bien; capaces de identificar los factores de amenaza antrópica y natural sobre el patrimonio arquitectónico, sus tipos y niveles de riesgo, entre ellos los sísmicos, intervenciones inapropiadas, fallas en instalaciones eléctricas y de gas, así también la ausencia-presencia de planes de recuperación.

La inexistencia de una “Política Pública Nacional sobre el patrimonio chileno”, y la evidente ausencia de “políticas públicas específicas para Valparaíso”, representan la explicación de una desidia pública en los niveles nacional, regional y local, y son la causa principal de la alarmante pérdida de una arquitectura que no ha sido reconocida en su verdadera importancia como identidad local en un mundo globalizado.

En este panorama, el porteño observa con impotencia y hasta desagrado el estado decadente y la desaparición paulatina de valiosos testimonios arquitectónicos de finales de  siglo XIX y comienzos del XX, que dan cuenta de la época de oro de Valparaíso. Por esto, se requiere en forma urgente, una gestión comprometida no sólo en la defensa de estos edificios, sino más aún, en su puesta en valor, es decir en gestionar medidas, administrativas, sociales, culturales, económicas y políticas que permitan prolongar sus ciclos de vida y rentabilidad, acorde a su valor patrimonial.

Luego del siniestro que afectó al edificio Ross Santa María, surge la interrogante válida de ¿por qué debemos pensar ahora en una reconstrucción o una obra nueva en el sitio del inmueble, si con eficiencia, manejo y gestión el riesgo podría haberse controlado y planificado?. Recordemos que de los innumerables estudios y diagnósticos realizados por el Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV), financiados con el crédito BID 2006-2011, se acometió un acucioso catastro del estado de conservación y de las instalaciones para los inmuebles del Sitio Unesco, entre los cuales estaba el edificio Ross Santa María. ¿Qué autoridad pública, nacional o local se adelantó a utilizar esos informes y planificar el control del riesgo?



EL EDIFICIO SUBERCASEAUX Y EL EDIFICIO ROSS SANTA MARÍA.

Sus valores versus su protección y gestión.

La pérdida total y parcial de dos casos de edificios emblemáticos en la arquitectura porteña de los siglos XIX y XX, demuestran la falta de resguardo y gestión para su puesta en valor: El edificio Subercaseaux y el edificio Ross Santa María construidos en 1888 y, entre 1898 y 1905 respectivamente, constituyen testimonios relevantes de la  configuración planimétrica de la ciudad, levantados en terrenos artificialmente ganados al mar.

Ambos inmuebles son  valiosos exponentes de una tipología particular de “Edificios Manzanas  o Edificios Islas” cuya configuración arquitectónica coincide con la geometría de la manzana y con el trazado urbano entre cuatro calles, con una edificación compacta y continua, que permite reconocer su “quinta fachada" con terminación del último piso en mansarda de raigambre francesa, desde los cerros aledaños.

El diseño del edificio Subercaseaux, es atribuido a Fermín Vivaceta Rupio, uno de los primeros arquitectos chilenos formados en el país. El edificio fue afectado por una explosión e incendio en 2007, permaneciendo en pie solamente los muros perimetrales. Ambos edificios presentan una fachada historicista, particularmente el edificio Subercaseaux con características eclécticas, en el uso de arcos de medio punto, columnas, hornacinas, cornisas y balaustros. El edificio poseía tres plantas, el primer piso destinado a comercio y el segundo y tercer piso en buhardilla a vivienda.

Ex edificio Subercaseaux de calle Serrano, posterior a la explosión e incendio de 2007. Fuente: Mario Ferrada, 2012.

Planimetría edificio Sebercaseaux de calle Serrano. Fuente: Jiménez, Cecilia - Ferrada, Mario. Identidad Arquitectónica del Área Histórica de Valparaíso. Ediciones Universidad de Valparaíso, 2007.



En el caso del edificio Ross Santa María, construido probablemente por el arquitecto  Juan Eduardo Fehrman, se levantó en respuesta a la demanda habitacional y de hospedaje originada en la intensa actividad comercial y portuaria de la ciudad. Se componía de cuatro plantas y subterráneo, el primer piso destinado a locales comerciales y el segundo, tercer piso y mansarda, a ocho departamentos cada uno, con cuatro accesos, uno en cada fachada. El subterráneo estaba destinado a bodegas. La expresión estilística obedecía a rasgos tardo-historicista con elegantes líneas clásicas, un ordenamiento en ventanas rectangulares enmarcadas y una mansarda de influencia francesa coronada por pináculos.
Los sistemas constructivos utilizados corresponden a albañilería de ladrillo macizo, de 60 cm de espesor, utilizados normalmente en la época, arriostrados interiormente por muros transversales e interiormente resueltos con tabiquerías de pino oregón y rellenos de adobillo, y sujetos con ensordinados de álamo. Los entrepisos y cerchas de techumbres son de pino oregón y/o roble. El subterráneo está conformado por una mampostería de piedra.

Vista edificio Ross Santa María de calle Bustamante. Situación en 2012. Fuente:Mario Ferrada, 2012.

Vista del Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso desde el cerro Artillería. Se muestra los efectos del incendio del 16 de mayo de 2016. Fuente: Mario Ferrada, 2016.

Planimetría edificio Ross Santa María de calle Bustamante. Fuente: Jiménez, Cecilia - Ferrada, Mario. Identidad Arquitectónica del Área Histórica de Valparaíso. Ediciones Universidad de Valparaíso, 2007.


Hasta  hoy no ha existido una gestión que demuestre la recuperación integral de los inmuebles de valor en el Sitio del Área Histórica de la Ciudad Puerto de Valparaíso, dotándolos de los necesarios usos que incentiven la reactivación del sistema urbano compuesto por  la calle Serrano y plazas Echaurren y Sotomayor.

Debemos recordar que si bien la falta de manejo y gestión del patrimonio es un fenómeno endémico en la ciudad, hubo momentos en que a pesar de la falta de recursos, si se promovieron acciones efectivas. Por ejemplo, en 1999 el mismo inmueble Ross Santa María se vio afectado por un grave incendio que destruyó principalmente su costado sur-poniente. En ese momento la Unidad Técnica de Patrimonio de la I. Municipalidad de Valparaíso, organismo encargado del patrimonio entre 1998 y 2003, gestionó la efectiva recuperación y restauración de la parte dañada. Esto demuestra que con criterios y voluntad clara de manejo y gestión, es posible actuar con cierto nivel de eficacia.


COLOFÓN.

Es indiscutible el valor de estos edificios del área Histórica de Valparaíso por su condición de  testimonios históricos y por sus aportes arquitectónicos, urbanos y socio culturales. Sin embargo, hoy ambos inmuebles comentados han sucumbido total o parcialmente a diferentes siniestros, lo que enciende una alerta ante la pérdida irreemplazable del patrimonio arquitectónico y urbano de la ciudad, requiriéndose una gestión creativa, asociativa y permanente para prever situaciones similares y no lamentar la progresiva pérdida de este patrimonio.

A la espera de contar con un modelo de desarrollo económico, social y cultural ajustado a la realidad de Valparaíso y el Sitio Unesco, dotado de instrumentos de gestión inexistentes a la fecha, resulta aconsejable convenir y aplicar con grado de urgencia medidas técnicas de mantención preventiva sobre los inmuebles patrimoniales del Sitio, monitorear su estado de conservación, estado de las instalaciones y condiciones de seguridad de los ocupantes. No hay mejor forma de conservar y preservar el patrimonio que planificar y adelantarse racionalmente a los riesgos, y con mayor razón cuando sabemos cuáles son estos y la gran cantidad de inmuebles repartidos en la ciudad, que viven expuestos a desastres similares o mayores a los ya comentados.







[1]Monografías dirigidas por la arquitecto y académico Cecilia Jiménez Vergara y posteriormente desarrollados en un proyecto de investigación  DIPUV 47/04 en dicha Universidad, junto al arquitecto Mario Ferrada Aguilar. De este trabajo surgió en 2007, bajo la autoría de ambos arquitectos, la publicación financiada por la Universidad de Valparaíso, denominada “Identidad Arquitectónica del Área Histórica de Valparaíso”, que contiene un inédito estudio histórico, urbano, arquitectónico de la arquitectura de Valparaíso con su correspondiente valoración, apoyada por documentación histórica original y levantamientos planimétricos fidedignos.

[2] En estos planes, el manejo se orienta a todas aquellas medidas tendientes a la correcta conservación y preservación de los valores que atesora el bien; y la gestión a las acciones que positivamente inciden en el desarrollo social, económico, territorial y cultural del bien.

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