mayo 30, 2006
¿Quién fue Roberto Montandon Paillard?: Fragmentos de una entrevista inédita
Roberto Montandon:
Más práctica que académica.
Mis años de profesorado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile se concentraron en los Seminarios de Historia de la Arquitectura, pero con mayor tendencia a la arquitectura que se hace en Chile, no la arquitectura chilena, la arquitectura en Chile. Porque cuando cualquier arquitecto francés realiza un proyecto en Chile y lo construye, es arquitectura francesa, pero arquitectura en Chile, por que se hizo en Chile. Entonces durante 15 años me dediqué a eso, no exclusivamente, pero esa era mi relación con la Facultad, que quedó representada por la dirección de esos Seminarios.
La restauración la inicié con fondos fiscales, porqué en ese tiempo eran los únicos que habían. Por lo demás la restauración en Chile era prácticamente desconocida cuando la inicié en 1949, no recuerdo restauraciones hechas anteriormente. Reparaciones de casas claro que sí, pero la restauración es una disciplina bastante diferente que la simple refacción o consolidación de un edificio viejo; por más valioso que sea; que es lo que se había hecho hasta ese entonces, ya que la restauración significa toda una metodología en donde desde luego hay que adentrarse en el problema, estudiar todos sus aspectos, conocer los materiales, conocer la historia del monumento, para poder comprenderlo mejor.
Así empecé desde el año 1949, no diré que con una continuidad perfecta; porque era un ritmo un poco dirigido por los presupuestos fiscales; hasta hoy. Después intervinieron más personas, desde luego que no quedé solo, gracias a los cursos de Historia de la Arquitectura que se dieron en las dos Facultades de Arquitectura del país, pero principalmente en la Facultad de la Universidad de Chile, nacieron vocaciones que no existían antes.
JdN: ¿Cuál es la materia de la cual está compuesto el patrimonio en Chile?
El patrimonio histórico en construcción, son los pukarás precolombinos, después viene la arquitectura colonial traída por los españoles y no hubo ningún injerto de uno sobre el otro, porque las obras de construcción indígenas no eran obras de arquitectura en sí, eran conglomerados urbanos con rasgos interesantes, muy primitivos pero muy interesantes. ¿Qué era el pukará?, la traducción literal es “ciudad fortificada”, está en general en lugares no inaccesibles pero fácilmente defendibles, por lo general son colinas, en esos lugares un poco empinados el espacio es un poco avaro, entonces se hacen las casas en menor tamaño y agrupadas de manera que unas se tocan con las otras, con pequeñas calles; en donde apenas pasaba una llama; que comunicaba estas casas, y también el derecho de paso comunicaba las casas, casi todos los pukarás eran escalonados, eso le daba su forma.
Después viene la arquitectura española en Chile que no fue muy grandiosa. Hay una muestra maravillosa pero ya del siglo XVIII que es la Moneda. La Moneda es un testimonio magnífico, es herreriano, pero fue del siglo XVIII y hecho con gente de allá (Europa). La arquitectura se hizo antes de esto más bien con obreros, con artesanos, con gente que trabajaba el adobe, con carpinteros y así se construían las casas, y algunos talladores, canteros que lograron hacer bonitas portadas. Es más modesta la arquitectura, pero puede ser interesante y las casas de campo por la inmensa superficie construida y por la cantidad de pequeños patios que forman parte del contexto las hace casi únicas en su género, así que en realidad tienen mucho valor. Llegan después los franceses, el primero en llegar creo que es Hervage, no se sabe si era constructor o arquitecto, pero logró hacer los primeros trabajos de arquitectura aquí, como aporte europeo no hispano, después viene todo ese rosario –sic- de franceses e italianos que construyen las iglesias, construyen muchas mansiones, como el Palacio Cousiño, el Palacio Pereira, la Embajada de Brasil, y el mismo ex-Congreso Nacional, que es un edificio relevante de mucha calidad. Así que la restauración nace un poco pasado el furor de la bauhaus, porque durante la bauhaus no hubo ningún intento, ningún interés en salvaguardar edificios que no fueran funcionales.
JdN: ¿Cómo estuvo relacionada su labor en el Consejo de Monumentos Nacionales?
R.M: El Consejo de Monumentos Nacionales se crea en 1925 con una ley bastante limitada, pero hay que reconocer que esa ley es una de las más antiguas que hay en el mundo, es curiosísimo pero así es. Solo algunos países como Alemania tenían algo, pero Francia la tuvo bastante más tarde, allí hubo otro tipo de iniciativas anteriores pero no eran leyes, no era un Consejo, eso viene bastante después. En Chile se formó un Consejo que luego de dos o tres años se disuelve ya que no hubo ningún interés, yo lo digo por los antiguos archivos del Consejo, no se cuantos años estuvo en función, pero fue una función absolutamente limitada, se limitaron a declarar Monumento Histórico Nacional a no más de veinte edificios, en toda su trayectoria. En el año 1949 a 1950 renació, fue cuando me incorporé como asesor.
JdN: ¿Qué papel desempeña Ud. a partir de ese momento?
RM: Yo dirigía los trabajos de restauración, solicitaba los materiales que necesitaba. Cada Provincia tenía una oficina, y un arquitecto provincial, eran unas pequeñas oficinas con; a veces; un solo arquitecto o un par de arquitectos, o un constructor civil. Ellos pagaban la planilla de obreros, yo no tocaba un peso, los fondos se transferían automáticamente, y así se trabajaba. Después me tocó prácticamente redactar la ley de 1970, me demoré bastante. En ese tiempo el Ministro de Educación era Máximo Pacheco, que era el Presidente del Consejo por derecho propio. Hoy día existe un vicepresidente ejecutivo, porque se ha visto que el Ministro no tiene tiempo. Esa ley se dictó en septiembre del año 1970, y era ya una ampliación muy generosa de la ley de 1925, además yo tenía mucha experiencia en ese sentido, habían varias leyes europeas, y para mí fue bastante más fácil que otra persona el redactar una ley, claro que me la revisó un abogado, porque los abogados siempre se meten en estas cosas, además se necesitaba una persona que conociera la Constitución, porque uno puede también equivocarse frente a la Constitución, siempre hay un enlace de leyes. La aplicación de la ley desde el momento en que se promulgó, significó un mayor interés principalmente de parte de la Dirección de Arquitectura, porque nunca la ley del presupuesto otorgó dinero el Consejo. Desde entonces hasta ahora el Consejo de Monumentos Nacionales no tiene ni para estampillas, eso lo financia la Dirección General de Bibliotecas Archivos y Museos, donde estamos cobijados, es decir donde sesionamos y donde está la secretaria. Pero en fin logramos contar anualmente con un pequeño presupuesto que dedicamos a la restauración. Eso duró hasta el año 1982, gracias a eso pude trabajar durante quince años, no seguidos, en la restauración de los fuertes de Valdivia que es la obra más larga que he tenido y de mayor volumen. También mi participación en la restauración del Palacio de la Moneda, eso durante siete años, en donde prácticamente vivía en la Moneda. Trabajo muy interesante y complejo ya que la Moneda es inmensa. Fue encontrada no en ruina, pero destruida en un sentido, el incendio destruyó toda la madera, todos los pisos, todas las techumbres, la mayor parte de los muebles, es decir estaban solo las paredes en pie, de quince metros de alto, ya que no había piso intermedio, entonces era como un ruina romana, realmente impresionante. Las bombas lanzadas en la Moneda no tenían poder de destrucción, no eran bombas de demolición, como en los tiempos de la guerra en Europa se lanzaban contra las ciudades, sino que causaron el incendio, porque habían muchos balones de gas que estallaron, provocando un incendio feroz alimentado con todo ese gas, más una madera vieja de doscientos años, así que estaban todas las condiciones para un incendio de proporción. Después de esto contamos el año 1981 con ayudas alemanas sobre todo para la restauración de iglesias y actualmente hemos tenido un pequeño aporte español con ocasión del Quinto Centenario, un poco irregular ya que en estos momentos no hemos recibido nada... es un poco deprimente hasta cierto punto, no solamente hablo yo, sino todos los que hemos trabajado en este campo, y mucha gente que se interesa por la historia, lamentando que las actividades de restauración no fueran más continuadas.
JdN: En el comienzo de su labor ¿cómo se lleva a cabo la evacuación y detección del patrimonio arquitectónico?, ¿se confecciona un catastro sistemático?, ¿cuál era el criterio?
RM: Tuve el privilegio de conocer Chile desde hace muchos años, no las ciudades sino que el interior, y pude así formarme la imagen, no hacer un inventario metódico, sino que por lo menos recordarme de muchas cosas, que cuando llegó el momento de poder iniciar una actividad es este sentido me sirvieron mucho. La parte norte de Chile es para mí particularmente importante, así que inicié mis trabajos en el norte y también en Valdivia. Mi primera obra de restauración en el Norte ha sido el pukara de Lasana el año 1949, junto con eso inicié trabajos en el fuerte de Niebla y en el año siguiente se agregó la Iglesia de Santa María de Achao, en la primera restauración que se le hizo .Después Chiloé ha sido un lugar privilegiado porque va a ser objeto de un estudio hecho por todo un grupo de arquitectos de la Universidad de Chile, con Hernán Montecinos a la cabeza que es el gran especialista de Chiloé.
JdN: ¿Cómo evalúa el valor de un monumento?
RM: Hay un sentido en donde debe haber un conocimiento base, saber como es la arquitectura clásica, porque todo el siglo XIX en Chile ;donde se construye tanto; es clásico, con algunas muestras de gótico hacia el final del siglo, sobre todo aplicado a iglesias, pero por lo general todo es neoclásico. Hay también una buena dosis de sensibilidad, fuera del conocimiento hay sensibilidad. Hay una parte histórica y puede haber ausencia de aspecto artístico. Entonces hay que evaluar si la parte histórica sola puede tener meritos suficientes para que se declarado Monumento Nacional ese edificio. Por ejemplo el lugar del nacimiento de O’Higgins es para todo el mundo en consenso un lugar que se declara monumento aunque sea una choza, acuérdese que la choza donde nació Lincoln es Monumento Nacional en Estados Unidos, y era en realidad un rancho de troncos, es el ejemplo más simple que puedo dar. Generalmente se une la historia con la arquitectura, son los dos condimentos en buenas cuentas.
JdN: ¿Qué ocurre en Chile con respecto a la restauración en contextos urbanos?
RM: Mire de repente se dieron cuenta los conjuntos eran tan importantes o más que el monumento aislado, o que un monumento no vive aislado nunca, tiene un entorno. Un entorno que es muchas veces de su tiempo, que es sumamente interesante también. Por ejemplo en esos burgos medievales, alrededor de la iglesia, tienen una serie de casas medievales que tiene un valor inmenso, además forman un conjunto de sugerencia, de callejuelas tortuosas, que forman un todo junto al monumento que sería la iglesia. Entonces el sentido de protección no va dirigido al monumento aislado sino que al conjunto que es homogéneo. En general todos los conjuntos anteriores al siglo XIX son homogéneos, ahora es donde hay una disparidad total. Se ha llegado a declarar Monumento Histórico una calle , dos calles, un burgo entero, una parte de una ciudad, como Venecia y aquí en América Guanajuato en México o el Cuzco en Perú. Ello implica una mayor interdisciplina, ya que involucra el aspecto jurídico, el aspecto social, hay que hacer partícipe de eso a los habitantes, que son los que tienen que colaborar, porque es una especie de congelación cuando se declara monumento histórico... (…) Lo congela por que Ud. no lo puede transformar, no lo puede demoler, o puede vender, y el comprador adquiere también todas las obligaciones, si es un conjunto histórico como Guanajuato por ejemplo, Ud. no puede intervenir su casa sin presentar un proyecto a la comisión de arquitectura de Guanajuato, no puede transformar su casa en cualquier cosa, o sea que hay una limitación. Y muchas veces ese congelamiento perjudica monetariamente a sus propietarios. Aquí en Chile es terrible porque el propietario no recibe un cinco, en otras partes recibe una liberación de impuestos, sobre todo impuesto territorial por ejemplo, o bien subsidios o prestamos en Europa es común. Por eso que el propietario de un monumento no se hecha a morir cuando recibe la noticia de que su casa es monumento nacional, porque sabe que el Estado lo va a proteger. Pero aquí no, la ley dice que el dueño tendrá la obligación de mantenerlo en buen estado. Imagínese en buen estado si es una casa de cinco piezas, allí no es difícil , pero cuando tiene un Palacio Pereira ¿quién lo mantiene?, bueno y el Palacio Pereira está cayéndose y tiene un dueño que no es tan pobre pero de todos modos ¿qué hace?, si piensa que la restauración del Palacio Pereira puede costar fácilmente 300 millones de pesos, cualquiera no los tiene. Ese es el congelamiento que me refiero yo.
JdN: Es decir que para la restauración existe una relación que se establece con el habitante del monumento.
RM :En un monumento es un factor aislado, pero cuando tiene 220 casas, son 220 problemas sociales. Por lo general en Europa lo hacen muy bien, es una labor de convencimiento, es la labor de una comisión que visita casa por casa, que ausculta el parecer de las personas, es un trabajo largo y de laboratorio, porque después los datos se van analizando y se llega a veces a resultados muy satisfactorios, siempre con un carácter de ayuda, no como nosotros que no ofrecemos ninguna compensación.
Fotografía adjunta: Ceremonia de nombramiento de Roberto Montandon como Profesor Honorario de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. En la foto (de izq. a der. Hernán Montecinos, Roberto Montandón y el Decano Manuel Fernández).
¿Quién fue Roberto Montandon Paillard? : Prólogo para un retorno.
Ya en el interior y rodeados de los verdes lomos de la completa colección de la revista Monumentum – probablemente de las pocas en Chile- somos acogidos con la amabilidad de un aromático te y la vitalidad de quien, con su pausado y a la vez vigoroso semblante, daba cuenta de un convencimiento total sobre lo que había sido el trabajo de toda una vida.
Evocar estas impresiones luego del deceso -en el año 2003- de don Roberto Montandon Paillard nos deja un melancolía que sólo puede ser resarcida por la necesidad de que las actuales generaciones conozcan el silencioso trabajo que durante más de cinco décadas ha dejado tras de si una obra fundacional en todos los aspectos que hoy podríamos considerar como indispensables en el desarrollo y puesta en valor de nuestro patrimonio: documentar, intervenir, proteger y transferir.
En estas cuatro actividades don Roberto fue protagonista durante décadas en Chile, siendo uno de los verdaderos garantes del Consejo de Monumentos Nacionales, institución nacida en 1925 pero que es activada más de dos décadas después gracias a su trabajo como Asesor Técnico. Desde este lugar dirige variados proyectos de intervención en el patrimonio arqueológico y arquitectónico de Chile, publica continuamente artículos científicos y en medios de prensa, los que siempre fueron ilustrados por sus magníficas fotografías –hoy en día un patrimonio inestimable en si mismas-, promueve y desarrolla el inventario del patrimonio en Chile y termina siendo uno de los principales redactores técnicos de la Ley de Monumentos Nacionales de 1970, vigente hasta hoy día.
Además de su trabajo en esta institución se dedicó con el mismo rigor y entusiasmo a la docencia universitaria, en donde encuentra gran receptividad y respeto por sus alumnos y colegas, participando con estos últimos en la etapa fundacional del Comité Chileno de ICOMOS desde su convocatoria en el año de 1969.
Todo este cúmulo de actividades, a casi a sesenta años del comienzo de su señero trabajo en Chile, se inscriben en un momento en que la cultura de la conservación en el contexto iberoamericano da cuenta de un seminal trabajo en donde la conciencia de un patrimonio común viene a ser fortalecida por el sistemático estudio y valoración de los patrimonios locales y regionales.
Esta entrevista fue realizada el 2 de Octubre de 1992, hace ya lejanos 14 años. Decimos lejanos porque es evidente que tanto en Chile como en el resto de los países de nuestra región la puesta en valor del patrimonio y el fortalecimiento de una cultura de la conservación ha ido madurando rápidamente.
De hecho durante la reciente celebración del Día Nacional del Patrimonio, la Presidenta Michelle Bachelet nos anuncia -desde el Campamento Minero de Swell- la futura creación del Instituto del Patrimonio. A partir del optimismo, las expectativas e interrogantes que puede despertar un anuncio de esta naturaleza, hemos creido importante compartir las opiniones de uno de los miembros fundadores del Comité Chileno de ICOMOS, lo que permite poner en perspectiva histórica los avances y logros que hemos tenido, así como los problemas y desafíos que deberían ser considerados en un debate amplio sobre nuestra futura institucionalidad patrimonial.
Siempre faltará por hacer; y de eso estaba bien consciente don Roberto, sin embargo mucho más faltaría si no tuviéramos el legado que nos entregó su profundo rigor y convencimiento de que en nuestros países el patrimonio es la base del desarrollo.
mayo 28, 2006
REFLEXIÓN EN EL DÍA DEL PATRIMONIO

En el contexto de la reflexión generada por la celebración del día nacional del patrimonio, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes publicó en su sitio web la siguiente entrevista realizada al Presidente de ICOMOS Chile:
¿Qué entiende por Patrimonio?
Lo que el debate internacional ha llegado a consensuar hoy en día como la definición de patrimonio tiene tres alcances convergentes. El primero de tipo espistemológico, donde el patrimonio es conocimiento preexistente, el segundo de tipo metodológico, donde el patrimonio es una manera de hacer productiva la memoria y finalmente un tercero de tipo deontológico, donde el patrimonio es la referencia de una parte importante de los consensos adquiridos respecto del proyecto futuro de una sociedad.
El patrimonio así entendido está más cercano a una utopía en su sentido más literal, por lo que quienes nos hacemos cargo de ello en nuestro trabajo cotidiano debemos estar conscientes de que administramos la obsolescencia. De ahí que la responsabilidad con la generaciones futuras y el escepticismo en la ruina hayan sido dos condiciones inequívocas de la figura que permite condensar lo que ha logrado movilizar la cultura patrimonial en los últimos doscientos años, período durante el cual -como nunca antes en la Historia- la sociedades han necesitado producir patrimonio, el que se conoce porque se recuerda y se recuerda para los que vendrán, por pura nostalgia del futuro.
¿Cuál es el aporte de la Historia el Arte al Patrimonio en Chile?
En base a la pregunta anterior, claramente debemos asumir que la Historia del Arte es el primer momento metodológico de la intervención en el patrimonio, sea éste de la naturaleza que sea en tanto se produzca, circule y se inscriba en el campo artístico.
Esto que es muy simple de enunciar encierra una compleja paradoja, ya que ahí donde sea mayor la ortodoxia y conservadurismo metodológico esa historiografía será menos útil, ya que restringirá las posibilidades de caracterizar objetos y prácticas a un campo artístico limitado, por ejemplo lo que antaño denominábamos como bellas artes.
Por el contrario, mientras se mayor la heterodoxia y la innovación se ampliará de manera mucho mayor el concepto que opera sobre la consideración de lo que son hoy en día las prácticas artísticas. La paradoja es que en términos estrictamente patrimoniales los historiadores del arte debemos hacernos cargo de la conservación de las primeras para que les sean útiles a las segundas, considerando siempre la posibilidad de que estas segundas sean sólo parte de una concatenación mayor que proyecta esa necesidad primera de manera continua en un futuro posibilitado por nuestro trabajo.
En concreto, esto significa que hoy en nuestro país debemos darle un sentido orgánico a nuestro trabajo a través de la responsabilidad ética en el manejo de nuestros objetos de estudio, donde todo lo que hagamos –o dejemos de hacer- afectará tarde o temprano su puesta en valor, mucho más allá de las legitimaciones especulativas del mercado, las curatorías o la crítica de arte.
Entonces, la pregunta anterior a ¿cuál es el aporte? -como si sólo fuera una circunstancia eventual- debería ser ¿qué tan preparados estamos como sociedad para asumir un estatuto disciplinar que permita el desarrollo del rol que ha tenido la Historia del Arte en los procesos de puesta en valor del patrimonio en el mundo?
¿Cuál es la importancia hoy día en Chile de hablar de Patrimonio urbano?
La sociedad chilena contemporánea ha dado importantes señales respecto de la necesidad de reclamar su derecho al patrimonio, lo que ha movilizado a sectores de la administración del territorio local, regional y nacional, los que han puesto en su agenda esta demanda.
Sin embargo, pese a esta mayor visibilidad el problema sigue un complejo problema sobre el cual no se actúa proactivamente en correspondencia de esa “carencia sectorial”, la que se sublima y se imposta como un deseo. Nadie podría obviar en estos últimos años como hemos asistido a una patología social de “memoria insatisfecha”, equidistante del camino de vuelta desde el cual vienen las sociedades europeas con sus reclamados “abusos de la memoria”, donde ya se ha comprobado que la memoria se puede cooptar sistemáticamente a través del control simbólico del monumento.
En ese contexto la relevancia del patrimonio urbano es clave, ya que es el ámbito en donde los propietarios tienen la oportunidad de convertirse en vecinos y los vecinos en ciudadanos. Con todos los efectos que, por sobre las estructuras, los materiales y el diseño, logran conformar los modos de vida de cuyos testimonios dan cuenta las distintas etapas históricas de una ciudad no sólo “en” sus monumentos, sino que desde la posibilidad activa de una continua apropiación de sus significados.
Ver en : www.consejodelacultura.cl/index.php?op=articulo&artid=3386
mayo 16, 2006
ICOMOS Y LA CONVENCIÓN DE PATRIMONIO MUNDIAL

El Estado de Chile ha promovido la inscripción de cuatro sitios en
Sobre
BREVE HISTORIA INSTITUCIONAL

El Comité Chileno del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios fue creado como asociación de facto el año 1969. Desde ese momento se vincula con