abril 05, 2008

CARTA ABIERTA a OSCAR NIEMEYER


Quienes hemos sabido de su largo camino comprometido con la defensa de la dignidad del hombre a través de su oficio de arquitecto, no podemos menos que saludarlo con fraternal admiración.
Precisamente apelando a esa condición de arquitecto humanista, este saludo viene desde quien busca el cobijo de la sombra en lo que reconoce como un gran árbol, mismo que de manera persistente y silenciosa ha hundido sus raíces en lo más profundo de la tierra para fortalecer un follaje que debe compartir con todos los que se le acercan.
Tal vez como ningún otro arquitecto moderno, usted podría demostrar en su magnitud ese follaje, mismo que permite hoy el reconocimiento de su participación en la construcción del patrimonio para el futuro, a través de la inscripción de la ciudad de Brasilia en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Como usted bien sabe Valparaíso está en esa misma Lista, pero por razones muy distintas.
Mientras en Brasilia la voluntad política transformó la utopía de la modernidad en destino, Valparaíso -en tanto ciudad puerto- es un destino convertido en utopía. Valparaíso se ha construido desde la memoria de una modernidad que adscribe al sujeto colectivo de cientos de trabajadores anónimos. Cientos de manos que corren por sus calles al encuentro de cientos de miradas que buscan su rastro en calles, cerros y hogares.
Debemos contarle que para quienes vivimos y trabajamos en Valparaíso, esta ciudad que usted admira desde la nostalgia de no haberla conocido, la gratuidad del proyecto que usted ha regalado al Gobierno de Chile ha sido distorsionada por el impacto desplegado desde las lógicas del consumo y el rédito especulativo, generando en muchos de nosotros un gran desconcierto.
Desconcierto mayor luego de conocer su proyecto de Hotel en Ouro Preto –otro sitio en la Lista de Patrimonio Mundial- donde la delicada relación entre la preexistencia cultural y natural hacen de su vigorosa decisión formal, una obra contemporánea.
Claramente su diseño proyectado para los terrenos del Cerro Cárcel, no tiene ninguna relación con la preexistencia cultural y natural de Valparaíso, por lo que no bastará la vigorosa decisión formal, la que apenas hemos conocido por los medios a partir de la promoción de los intereses unilaterales de los administradores del territorio a nivel local y nacional.
Es por eso que frente a los contundentes hechos consumados desde esa unilateralidad, solo nos queda apelar a usted para que no le niegue a Valparaíso lo que le ha dado generosamente a su país en tantos proyectos, que no le niegue esa misma solidaridad que usted ha demostrado tantas veces construyendo el futuro a partir de su trabajo. Valparaíso merece un futuro posible, donde pueda construir su destino a la medida del cuidado que los ciudadanos de hoy tengan de su utopía preexistente.


José de Nordenflycht
Presidente ICOMOS Chile

1 comentario:

Unknown dijo...

Suscribo plenamente la carta y a su vez el respeto y admiración tanto por el maestro Niemayer como por Valparaíso, ¿no habra forma que entre ambos se conozcan? para que efectivamente se concrete una obra que exprese una correcta intervención moderna en el Patrimonio Urbano y Arquitectónico del Puerto. Probablemente no debiera ser a merced de demoler el edificio de la Carcel, dada la gran categoría y singularidad de este tipo de inmuebles únicos y ya escasos de encontrar en nuestro país.QEPD
Arqto. Lorenzo Berg