"El presente estudio se aplica al caso específico de Santiago de Chile.
El centro histórico aparece como un sector deprimido de la ciudad, porque a mediados del presente siglo, el auge de la construcción se traslada hacia la periferia.
Por otra parte, los edificios o conjuntos de valor tienen una presencia más bien puntual dentro de la ciudad. Si bien subsisten algunos ejemplos del período colonial, predomina el aporte arquitectónico finisecular, producto del particular auge económico posterior a 1860, originado en el desarrollo de la minería y la agricultura.
La paulatina renovación edilicia y la desintegración visual en el ámbito urbano, hacen surgir, a juicio de Arq. Márquez de la Plata, iniciativas conducentes al restablecimiento de un orden armónico en la ciudad.
Desde un punto de vista legal, se procede a catalogar y declarar de interés, una serie de obras y conjuntos por parte del Consejo de Monumentos Nacionales, prohibiéndose su demolición y requiriendo aprobación previa, toda reparación o alteración. Esto no garantiza necesariamente la supervivencia de la obra, pues al estar habitualmente inserta en áreas degradadas, no existe casi interés por su adquisición o restauración.
Por otra parte, señala el autor, los recursos del Estado difícilmente se aplican a esos fines. Como agravante de la situación, debe agregarse que los edificios de valor se hallan dispersos en la trama urbana; por ello se plantea "integrar lo nuevo a lo antiguo en una nueva síntesis, que junto con rescatar visualmente el patrimonio monumental, haga de ésta un lugar amable para la vida de sus habitantes".
Esta problemática está siendo ya enfocada en los cursos de la Facultad de Arquitectura.
El Proyecto ICOMOS
Recientemente, se ha elaborado un proyecto concreto a cargo de algunos integrantes del Comité Chileno de lCOMOS. El procedimiento supone el apoyo de las autoridades y busca en la inversión privada la palanca que posibilite dicha acción.
Por haber perdido la ciudad, en gran medida, una unidad identificable, el proyecto propone reestructurar al antiguo centro desde polos de renovación geográficamente localizados alrededor de edificios o conjuntos urbanos de valor, debiéndose contar con incentivos económicos para ello. Estas operaciones de creación de microcentros urbanos contrastando con las áreas actualmente deprimidas, permitirían la asignación para nuevos usos, de las obras de jerarquía y su correlativa dignificación.
El procedimiento implica una acción conjunta del Ministerio de Vivienda, la Municipalidad y el Consejo de Monumentos Nacionales, los que definirían al área de exención impositiva (1/2, a varias manzanas) ofreciendo al inversionista la eventual expropiación del sector.
Moviéndose sin embargo la iniciativa privada, con la expectativa del lucro, y siendo el actual nivel de diseño arquitectónico bajo, surge la duda sobre "el beneficio real para la ciudad, en términos de un nuevo paisaje urbano" de tales acciones (dejando de lado la preservación de sus monumentos).
De ahí, afirma el Arq. Márquez de la Plata, la importancia del control de las propuestas por parte del Consejo de Monumentos Nacionales." *
Este documento fue parte de las propuestas que finalmente dieron origen a la Carta de Quito de 1977. Lo reproducimos con el fin de testimoniar el aporte de nuestra corporación a una discusión donde los argumentos desde hace 34 años resultan -en parte- vigentes durante el mismo lapso de tiempo.
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