El próximo domingo 25 de mayo el Gobierno de Chile celebrará un nuevo Día del Patrimonio Cultural, con un programa de difusión y apertura de monumentos. Nuevamente la empatía ciudadana con valores intangibles y la socialización del paseo “con contenido”, serán una oferta promovida desde el Estado, que intentará ganarle algunos adeptos a la molicie dominical, el circuito del mall o la convocatoria del estadio. Finalmente sus resultados engrosarán una estadística más, dentro de la competencia por segmentar audiencias en el contexto del ocio y el tiempo libre. Donde claramente el Patrimonio Cultural lleva las de perder.
Sin embargo en atención al Mensaje Presidencial de este 21 de mayo -el verdadero Día del Patrimonio, pesarán muchos- claramente la inequidad existente entre los criterios de tratamiento del Patrimonio Natural y del Patrimonio Cultural es preocupante, y explicaría porque resultan más cercanas a la ciudadanía las ballenas que el patrimonio.
Por cierto, no nos preocupa que las ballenas se convierten en una estrategia comunicacional como reclama la oposición. Lejos de eso, nos parece que lo estructuralmente deficitario es que mientras se asegura con fecha precisa la presentación de un proyecto de creación de un Ministerio del Medio Ambiente y una Superintendencia Ambiental, queda en vagos "próximos meses" la presentación de un proyecto para crear un Instituto de Patrimonio. Donde imaginar siquiera una Superintendencia Patrimonial sería una sueño de pocos, y una pesadilla para muchos.
Así las cosas, los que regulan su legitimidad a partir de una lista cuantitativa de los haberes en el desarrollo patrimonial, sentirán que con este anuncio tienen una razón más para celebrar en este próximo Día del Patrimonio, a la que habría que sumar como en el mismo discurso el Congreso es instado por la presidenta para aprobar la ratificación de la Convención para la Salvaguarda de Patrimonio Inmaterial de UNESCO.
Por nuestra parte, la necesaria construcción de una lista de deudas ante el advenimiento de este nuevo Día del Patrimonio Cultural, debemos enfrentarla de manera cualitativa, por lo que no nos quedará más que esperar que este tipo de compromisos internacionales sean implementados, aplicados y respetados dentro de su marco doctrinario y técnico, asumiendo y reelaborando los aciertos y errores que hemos visto en la aplicación de la Convención de Patrimonio Mundial de UNESCO en nuestro país.
Sólo de esa manera las audiencias se convertirán en responsables y los responsables en protagonistas.
Protagonismo que, en un futuro cercano, esperamos compartir con las ballenas.
José de Nordenflycht
Presidente ICOMOS Chile
fotografía de Sebastián Araya, en greenpeace.org
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