Mientras la UNESCO se desmarca de la campaña mediática conducida por intereses de un particular, el Gobierno de Chile hace un llamado a participar en ella.
Curioso.
Más curioso aún si pensamos que los enormes esfuerzos hechos por la UNESCO para mantener una credibilidad en la Lista de Patrimonio Mundial, son virtualmente –aquí literalmente dicho- destrozados en un confuso click, que con la supuesta promesa de hacernos parte de una operación de puesta en valor patrimonial, a lo único que nos acerca es a la cada vez más peligrosa confusión donde en nombre del patrimonio se apela al beneficio de sus externalidades depredatorias.
Lo único que nos permite explicar esto es nuestro acostumbramiento -como nos tienen los medios- a convertir opiniones furtivas y caprichosas en la legitimación de la agenda pública y luego –a la luz de estos hechos- en política de Estado.
Como organismo asesor de la UNESCO, en todo lo relativo a la Convención de Patrimonio Mundial, nos sumamos a la difusión de la posición de esta institución, la que transcribimos a continuación:
"Frente al riesgo de que se produzca una confusión perjudicial, la UNESCO desea reafirmar que no existe ninguna relación entre el programa de la UNESCO dedicado a proteger el patrimonio mundial y la actual campaña relativa a las “7 nuevas maravillas del mundo”.
Esta campaña mediática fue iniciada a título privado en el año 2000 por el señor Bernard Weber con la idea de seleccionar las 7 nuevas maravillas del mundo mediante un proceso de votación en el que participaran ciudadanos del mundo entero. A pesar de haber sido invitada a apoyar dicha iniciativa en reiteradas ocasiones desde su lanzamiento, la UNESCO decidió no colaborar con el señor Weber en este proyecto. La UNESCO tiene como objetivo y como mandato ayudar a los países a identificar, proteger y preservar el Patrimonio Mundial. Para la Organización, no basta con reconocer un valor sentimental o emblemático a ciertos sitios y clasificarlos en una lista nueva. Es necesario poder definir criterios científicos, evaluar la calidad de las candidaturas, definir marcos legislativos y de gestión y conseguir que las autoridades responsables se comprometan a ponerlos en marcha, facilitando también un sistema de seguimiento permanente del estado de conservación de esos sitios. Se trata por lo tanto de un trabajo técnico de conservación unido a una labor de persuasión política. Es también una tarea pedagógica de fondo encaminada a dar a conocer los valores que vehiculan los sitios, las amenazas que se ciernen sobre ellos y las acciones que han de emprenderse para impedir su pérdida. Por lo tanto, no existe ningún punto de comparación entre la iniciativa mediática del señor Weber y la labor científica y educativa que resulta de la inscripción de un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial. La lista de las 7 nuevas maravillas será fruto de un esfuerzo privado que sólo refleja la opinión del público con acceso a Internet, y no la del mundo en su conjunto. Esta acción no podrá pues en manera alguna contribuir de manera significativa y duradera a la preservación de los sitios elegidos por el público. "
Esta campaña mediática fue iniciada a título privado en el año 2000 por el señor Bernard Weber con la idea de seleccionar las 7 nuevas maravillas del mundo mediante un proceso de votación en el que participaran ciudadanos del mundo entero. A pesar de haber sido invitada a apoyar dicha iniciativa en reiteradas ocasiones desde su lanzamiento, la UNESCO decidió no colaborar con el señor Weber en este proyecto. La UNESCO tiene como objetivo y como mandato ayudar a los países a identificar, proteger y preservar el Patrimonio Mundial. Para la Organización, no basta con reconocer un valor sentimental o emblemático a ciertos sitios y clasificarlos en una lista nueva. Es necesario poder definir criterios científicos, evaluar la calidad de las candidaturas, definir marcos legislativos y de gestión y conseguir que las autoridades responsables se comprometan a ponerlos en marcha, facilitando también un sistema de seguimiento permanente del estado de conservación de esos sitios. Se trata por lo tanto de un trabajo técnico de conservación unido a una labor de persuasión política. Es también una tarea pedagógica de fondo encaminada a dar a conocer los valores que vehiculan los sitios, las amenazas que se ciernen sobre ellos y las acciones que han de emprenderse para impedir su pérdida. Por lo tanto, no existe ningún punto de comparación entre la iniciativa mediática del señor Weber y la labor científica y educativa que resulta de la inscripción de un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial. La lista de las 7 nuevas maravillas será fruto de un esfuerzo privado que sólo refleja la opinión del público con acceso a Internet, y no la del mundo en su conjunto. Esta acción no podrá pues en manera alguna contribuir de manera significativa y duradera a la preservación de los sitios elegidos por el público. "
No hay comentarios.:
Publicar un comentario