octubre 19, 2007

El lugar del patrimonio y las prácticas culturales


"El lugar del patrimonio y las prácticas culturales" es el título del segundo encuentro Disoluciones Sobre Practicas Urbanas, organizado por el Colectivo Apariencia Pública que tiene como objetivo el análisis de los procesos que atraviesa un lugar en su construcción histórica, social y cultural y que van dejando huellas en la memoria, las que sin duda son prácticas que establecen un espacio de legitimación en donde el tejido de las obras es algo más complejo que solamente el objeto arquitectónico. La nominación de Patrimonio y la noción de cultura parecen estar siempre generando un espacio de tensión sobre los objetos en cuestión. Donde la experiencia del cotidiano y sus normativas se ven enfrentadas en su valor patrimonial como agente de uso. " Las personas, después de todo, no pelean una revolución por principios abstractos, sino por el mejor día a día de sus vidas" [H. Lefevbre]



Martes 6 de Noviembre de 2007


PROGRAMA
18:00 18:30 PATRICIO GROSS

18:45 19:30 JOSE DE NORDENFLYCHT

19:45 20:30 PAULINA VARAS


Aula Magna Universidad Central de Chile, (Lord Cochrane 418. Santiago Centro)


más información en e.mail info@aparienciapublica.org



octubre 18, 2007

ARQUITECTURA PATRIMONIAL EN MADERA



Los días 7, 8 y 9 de Noviembre tendrá lugar en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (Marcoleta 250, Santiago) el Seminario de Arquitectura Patrimonial en Madera, organizado por el Departamento de Teoría e Historia de la arquitectura, el que contará con la especial participación de nuestro colega de ICOMOS Australia MILES LEWIS.

El arquitecto Miles Lewis fue fundador y Presidente del Comité Australiano de ICOMOS, siendo actualmente académico de la Universidad de Melbourne y miembro Honorario Vitalicio del Comité Científico Internacional de Arquitectura Vernácula de ICOMOS, organismo que asupicia este evento académico.

Este destacado profesional de la conservación del patrimonio junto a los arquitectos chilenos Marcela Pizzi (Académica de la Universidad de Chile) y Felipe Ravinet (Director Ejecutivo de la Fundación Sewell) analizarán durante el Seminario los antecedentes y experiencias en torno a los sistemas constructivos tradicionales en madera, además de una visita técnica a Sewell, Sitio inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Inscripciones y más información sobre este programa en la Secretaría del Departamento de Teoría e Historia de la Arquitectura de la FAU. Teléfono: (56-2) 9783048, e-mail: dehisteochilefau.cl

octubre 14, 2007

Desvestir un Santo para vestir otro


“Desvestir un Santo para vestir otro”, este dicho tradicional parece describir con exactitud el estado de contradicción en que se encuentran los agentes urbanos locales y nacionales que ejercen su poder sobre un bien cultural que el Estado de Chile solicitó libremente inscribir en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Lo que una vez logrado significó inmediatamente asumir sus derechos y sus deberes.

Sobre los deberes el más importante es mantener las características por las cuales fue inscrito el bien de marras, en el caso que nos preocupa en estos días: “Los Barrios Históricos de la Ciudad Puerto de Valparaíso”, tal cual se consigna su denominación en la inscripción lograda el 2003, donde la característica de ciudad portuaria supone necesariamente que el patrimonio asociado a esta función tiene características universales excepcionales.

Por lo mismo insistir sobre el valor de este patrimonio portuario sería redundante, ya que resulta consubstancial al criterio iii) invocado por el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO para incluirlo en la Lista.

Eso lo sabemos todos, aunque algunos lo intenten desconocer.

Los que lo intentan desconocer argumentan que el desarrollo de la actividad portuaria se vería menoscabada por la debida protección a su patrimonio, mismo argumento utilizado por los más veleidosos defensores de la especulación inmobiliaria en contra de cualquier pieza representativa del patrimonio urbano. Esta es una antigua disputa que creíamos zanjada, ya que desde hace varios años se ha demostrado que el patrimonio es la base del desarrollo, y no al revés. Al volver el argumento falaz de unos sobre otros, es donde aparece la necesidad de volver a informar para evitar las posibles arbitrariedades de quienes administran el poder local y nacional.

Mientras el Estado de Chile, a través del Consejo de Monumentos Nacionales, no hace sino cumplir de la mejor manera con sus deberes frente a los compromisos internacionales, por otro lado surgen en su seno posiciones reduccionistas que intentan negociar excepciones a “la letra” de la Convención, que lo único que hacen es hipotecar la credibilidad del Estado Chileno frente a la UNESCO y la comunidad internacional..

Esa es una contradicción muy peligrosa, pues no tiene ninguna racionalidad “desvestir” un Puerto, para supuestamente “vestir” otro.

Ese es el peor negocio que se podría hacer para con las generaciones futuras, de las cuales, en esta vuelta, todos somos responsables en nombre de la Humanidad.



José de Nordenflycht
Presidente ICOMOS Chile
publicado en El Mercurio de Valparaíso, viernes 19 de octubre de 2007

octubre 07, 2007

Centro de Estudios del Patrimonio

El destacado miembro de ICOMOS Chile arquitecto Patricios Gross dirige desde junio de este año el nuevo Centro de Estudios del Patrimonio de la Universidad Central, junto con saludarlo esperamos poder acompañarlo en este nuevo desafío en donde la responsabilidad para con el patrimonio es tarea de todos.

El portal universia.cl así reseñó la noticia:

Como parte de la misión del estudio, puesta en valor y difusión del patrimonio cultural humano y natural de Chile, la Universidad Central de Chile, a través de su Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Paisaje, ha creado el Centro de Estudios del Patrimonio (CEPAT), cuyo objetivo principal es promover y gestionar actividades de docencia, investigación, extensión y asesorías relacionadas con el Patrimonio Natural y Cultural Ambiental.Lo central para esta instancia será aportar a la necesidad de establecer una nueva institucionalidad patrimonial, materia sobre la cual, se trabaja en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y, aún a nivel de proyecto del Ejecutivo, en el denominado Instituto del Patrimonio.Al respecto, el recién nombrado director de este Centro de Estudios del Patrimonio y académico de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Paisaje de la Universidad Central, el arquitecto Patricio Gross, manifestó que “la creación del CEPAT responde a una nueva forma de ver y actuar sobre el quehacer del patrimonio nacional. Nuestro compromiso es proponer nuevas alternativas, tanto académicas como profesionales, para reconocer la importancia de su puesta en valor”.“Queremos generar en el país un cambio de mentalidad para tender a una mayor preocupación e interés por los recursos patrimoniales, culturales y paisajísticos que cada región posee”, agregó Gross, ex presidente del Comité de Patrimonio Arquitectónico y Ambiental del Colegio de Arquitectos de Chile, entidad que también presidió y del que, actualmente, forma parte de su Directorio Nacional.El académico agregó que, en relación a la docencia, el Centro de Estudios del Patrimonio de la Universidad Central orientará la estrategia de su gestión a través del impulso y fortalecimiento de cursos o cátedras de pre y post grado tanto en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Paisaje de esa Casa de Estudios como en otras que lo requieran, junto con el establecimiento de alianzas con universidades extranjeras, para implementar programas de diplomado, maestrías, y cursos específicos de capacitación.Asimismo, y para complementar la iniciativa, tanto la Escuela de Arquitectura como la de Arquitectura del Paisaje de la Universidad Central han incorporado la temática del Patrimonio en su malla académica y han estructurado un área de “pre-especialización” en esa línea. Finalmente, Gross expresó que “el patrimonio va mucho más allá de una construcción centenaria o el reconocimiento que se haga en la lista de la UNESCO de un lugar geográfico y que, por ejemplo, en Chile ha distinguido a las Iglesias de Chiloé, las salitreras de Humberstone y Santa Laura, la Isla de Pascua, Sewell y el centro histórico de Valparaíso. El patrimonio de una nación está integrado, incluso, por sus testimonios vivos y su quehacer cotidiano y eso es lo que queremos investigar y difundir”, manifestó.

octubre 04, 2007

Patrimonio Religioso y Lugares Sagrados en Chile


En el contexto del III Congreso Chileno de Conservación y Restauración, el Comité Chileno del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS Chile ha recibido la invitación para organizar la Mesa Redonda Patrimonio Religioso y Lugares Sagrados en Chile: Intervenciones y Contexto.
Esta temática tiene una dimensión universalmente presente, ya que las prácticas religiosas y sus creencias han llevado a las sociedades humanas a delimitar sus espacios, construir lugares, llevar a cabo trabajos y reunir archivos cargados de significados y memorias, haciendo de este tema unos de los componentes más importantes del patrimonio en el mundo actual. El mismo se expresa desde los paisajes culturales a través de los nombres de los lugares, ritos y peregrinajes ligados a ciertos elementos naturales, hasta la producción inmueble de este patrimonio, donde muchas sociedades pasadas y actuales vincularon el arte y las ciencias en la construcción de grandes o modestas construcciones y objetos.
Hoy en día, la conservación de este patrimonio en su dimensión cultural constituye un reto para la comunidad. Conservar en lugares de culto activo y en aquellos en donde su valor trasciende lo formal y material, nos vincula directamente con la dimensión intangible del patrimonio, en momentos en el que la religión esta siendo cada vez más reconocida por la comunidad internacional como uno de los temas claves en las décadas venideras, pudiendo identificar las varias dimensiones del conocimiento, conservación y presentación de este vasto patrimonio.
En esta Mesa Redonda se analizaran los alcances metodológicos y el sentido de las intervenciones sobre el patrimonio religioso y de los lugares sagrados en Chile, con un especial énfasis en aquellos que han sufrido los recientes efectos del embate de la naturaleza y aquellos otros que integran de la Lista de Patrimonio Mundial de UNESCO.
Esta actividad tiene como correlato la necesidad de fortalecer una masa critica entre la comunidad de profesionales que trabajan con el patrimonio cultural, invitándolos desde ya a adherir con esta reflexión al próximo Día Internacional de los Monumentos y Sitios ha celebrarse el 18 de abril de 2008, convocado por ICOMOS partir del tema “Patrimonio religioso y lugares sagrados”.
Participan en la Mesa Redonda destacados especialistas y miembros activos de ICOMOS Chile: los arquitectos restauradores Jorge Atria, Marcela Hurtado, Lorenzo Berg, además de la Secretaria de la Comisión de los Bienes Culturales de la Conferencia Episcopal de Chile -que preside el Padre Gabriel Guarda OSB- Sra. María Inés Troncoso.
Modera José de Nordenflycht, Presidente de ICOMOS Chile.

septiembre 23, 2007

Tiempo, Legado y Permanencia













Organizado por el Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción y el Aula de Construcción y Rehabilitación Arquitectónica de la Madera de la Universidad de Sevilla, el Seminario Internacional de Conservación y Restauración de Bienes Patrimoniales denominado TIEMPO, LEGADO Y PERMANENCIA se realizará en el Museo de Historia Natural de Concepción los días 2, 3 y 4 de octubre.

Como expositores participaran por la Universidad de Sevillalos especialistas: Jonathan Ruíz, José Enrique Povedano, Enrique Morales Méndez, Antonio Jaramillo, Joaquín Arquillo ; por la Universidad de Concepción: Juan Pablo Bascur, Claudia Arrizaga y Andrea Hermans; por el Consejo de Monumentos Nacionales: Claudio Herrera Jarpa; por la Dirección de Arquitectura del MOP: Ricardo Faúndez; por la Asociación Gremial de Conservadores y Restauradores de Chile: Angela Benavente y por ICOMOS Chile: Carlos Inostroza y José de Nordenflycht.

Consultas y programa completo pueden solicitarse al e.mail: fotoudec@udec.cl

septiembre 11, 2007

RODRIGO MÁRQUEZ DE LA PLATA YRARRÁZAVAL

Hace unos días recordábamos la reunión celebrada en Quito “Sobre la preservación de los centros históricos ante el crecimiento de las ciudades contemporáneas”, convocado por la UNESCO en 1977, en donde participó el –en ese entonces- Presidente de ICOMOS Chile arquitecto Rodrigo Márquez de la Plata.

Días después de ello nos sorprendió la muerte de Rodrigo, dejando el sabor amargo de su ausencia, pero también el orgullo de haber podido compartir en estos últimos años con uno de los actores más relevantes en la afanosa construcción de una cultura patrimonial nacional.

Participó de la fundación del ICOMOS Chile en 1969, y asistió a la segunda Asamblea General de ICOMOS celebrada en Oxford (R.U.) ese mismo año, la que tenía como tema de convocatoria “The Value for Tourism of the Conservation and Presentation of Monuments and Sites”, allí conoció a su presidente Piero Gazzola (Italia) y al Secretario General Raymond Lemaire (Bélgica), entre muchos otros notables fundadores de nuestra institución. En esa misma reunión presentó la propuesta de un grupo de profesionales y académicos para formar el Comité Chileno de ICOMOS, la que fue aceptada de inmediato.

De vuelta en Chile participó activamente en la reflexión y acción sobre la puesta en valor de nuestro patrimonio arquitectónico a través de innumerables obras de restauración, publicaciones y la continua presencia en medios, en momentos en que la palabra patrimonio estaba lejos de estar instalada en la agenda pública como hoy.

Publicaciones internacionales como la revista ICOMOS INFORMATION, reconocieron y valoraron sus proyectos, dentro de los cuales el más emblemático de todos fue sin duda la restauración del Palacio de La Moneda.

El profundo conocimiento de nuestro patrimonio asistieron su convencimiento de que los valores espirituales y materiales del mismo están indisolublemente unidos, lección que hoy se la agradeceremos siempre.


José de Nordenflycht
Presidente de ICOMOS Chle

septiembre 10, 2007

International Polar Year Conference


Entre los días 24 y 27 de septiembre próximos, el arqueólogo Rubén Stehberg asistirá como delegado oficial del Comité Chileno del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios a la Conferencia del Año Internacional Polar organizada por el Comité Científico Internacional de Patrimonio Polar, en Barrow, Alaska.
Cabe destacar que nuestro país será la única representación oficial latinoamericana en tan importante evento científico, que tiene como tema central y urgente el efecto del cambio climático en la conservación del patrimonio en las zonas polares.
La asistencia de nuestro colega de ICOMOS Chile está patrocinada por el Instituto Antártico Chileno INACh, en el contexto de las excelentes relaciones institucionales de cooperación establecidas a partir del "Primera Reunión Regional de Representantes del IPHC ICOMOS del Hemisferio Sur: Argentina, Australia y Chile", realizada en febrero de este año en la sede del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Deseamos un buen viaje a Rubén y estaremos atentos a los resultados de este importante encuentro.

septiembre 03, 2007

Quito entre dos cartas: 1967 y 1977.

Estuvieron en Quito 1977: (de izq. a der.) Corradine, De Paula, Márquez de la Plata, Cravotto, Flores Marini, Gutiérrez, Azevedo y Medeiros Fotografía aparecida en DANA nº 6, 1978. Pág.83.

En 1978 se inscribe el Centro Histórico de la Ciudad de Quito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Un año antes, en la misma ciudad entre los días 7 y 11 de marzo de 1977, el Proyecto Regional de Patrimonio Cultural Andino con el auspicio de la UNESCO y el PNUD había celebrado el COLOQUIO SOBRE LA PRESERVACIÓN DE LOS CENTROS HISTÓRICOS ANTE EL CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES CONTEMPORÁNEAS.

Once años antes de eso –y ha solo tres de la Carta de Venecia- se había celebrado en la misma ciudad con los auspicios de la OEA una reunión de la cual emanó el documento Normas de Quito.

A cuarenta años del primero y treinta del segundo reproducimos sus respectivos textos, los que no solamente se inscriben en la historia de los esfuerzos desplegados en nuestra región por el desarrollo del patrimonio, sino que cobran plena actualidad en el acontecimiento de su retorno, lo que es siempre el sentido de conmemorar.


José de Nordenflycht
Presidente de ICOMOS Chile

septiembre 02, 2007

CARTA DE QUITO 1977


CONCLUSIONES DEL COLOQUIO SOBRE LA PRESERVACIÓN DE LOS CENTROS HISTÓRICOS ANTE EL CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES CONTEMPORÁNEAS
UNESCO PNUD

QUITO 1977

1) DEFINICIÓN DE CENTROS HISTÓRICOS

Este coloquio define como Centros Históricos a todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo.
Como tales se comprenden tanto asentamientos que se mantiene íntegros, desde aldeas a ciudades, como aquellos que a causa de su crecimiento, constituyen hoy parte o partes de una estructura mayor.
Los Centros Históricos, por sí mismos y por el acervo monumental que contienen, representan no solamente un incuestionable valor cultural sino también económico y social.
Los Centros Históricos no sólo son patrimonio cultural de la humanidad sino que pertenecen en forma particular a todos aquellos sectores sociales que los habitan.

2) SITUACIÓN ACTUAL

El coloquio, frente a los problemas que afectan a los centros históricos de América Latina y particularmente de la región andina, considera que los problemas de la sociedad latinoamericana contemporánea, inherentes a sus estructuras socioeconómicas, repercuten sobre las ciudades y en particular los centros históricos produciendo, junto con otros fenómenos:

- Procesos de inmigración masiva desde las zonas rurales,
- Fuerte movilidad y segregación social con alternativas de hacinamiento y,
- Abandono de éstas áreas,

Que se manifiestan en:

- Progresiva obsolescencia física y funcional de los inmuebles,
- Conflicto entre las estructuras y dimensión de las vías públicas y las de los nuevos sistemas de transporte,
- Realización de obras públicas inadecuadas,
- Inmoderada expansión de las actividades terciarias,

Todo lo cual crea una destrucción de la calidad del habitat y la ruptura de la armónica relación de los hombres entre sí y con el medio ambiente.
Esta situación afecta a los Centros Históricos en forma aguda ya que están sujetos a múltiples tensiones y presiones, internas y externas, que causan su progresivo abandono por parte de ciertos sectores sociales y provocan la transformación de uso de sus inmuebles, con finalidad puramente especulativa; situación que afecta no solamente a las viviendas sino también a los propios monumentos en un proceso de tugurización que se manifiesta en los centros históricos, con la misma mayor intensidad y similares características que los que se registran en las pareas periféricas de las grandes ciudades.
Ha habido hasta ahora conciencia universal de que los llamados centros históricos debían preservarse por su valor cultural y turístico; a ese efecto los gobiernos, organizaciones no gubernamentales y privadas han hecho esfuerzos considerables en materia de restauración y conservación, aislados a veces, por razones turísticas de coyuntura política o conmemorativa y de catástrofes naturales, aplicando criterios limitados que van desde la conservación de monumentos aislados hasta “maquillajes escenográficos”.
En muchos casos esta orientación ha sido el resultado de una posición cultural de élite concretada en medidas y acciones aisladas que no resolvieron en definitiva el problema de los Centros Históricos, por no haber estar orientadas a procurar el bienestar de la comunidad que los habita.
Tampoco la política tradicional de congelamientos, sin inversión alguna de los poderes públicos, sirvió a la preservación, sino que al contrario constribuyó a la destrucción de los Centros Históricos.
Documentos internacionales como las cartas de Atenas, de Venecia y las Normas de Quito, que incorporaron progresivamente el concepto de Centros Históricos dentro de un contexto humano y ambiental y que han tenido en su momento importancia, en su aplicación práctica han resultado en ese aspecto también insuficientes.


3) HACIA UNA POLÍTICA DE CONSERVACIÓN INTEGRAL DE LOS CENTROS HISTÓRICOS.

La Conservación de los Centros Históricos debe ser una operación destinada a revitalizar no sólo inmuebles, sino primordialmente la calidad de vida de la sociedad que los habita, aplicando su capacidad creativa y equilibrando su tecnología tradicional con la contemporánea.
Ante la amenaza de un modo de vida alienante, los Centros Históricos albergan reservas de una escala de vida donde los valores humanos predominan con sus tradiciones culturales todavía vigentes, y son capaces de oponerse a los efectos de dicha amenaza. Por lo tanto, debe promoverse la rehabilitación de dichos Centros Históricos respetando y potencializando la milenaria cultura andina.
La revitalización de los Centros Históricos exige un enfoque de planeamiento, integrándola a los planes directores de desarrollo urbano y territorial.
Las acciones sobre los Centros Históricos deben fundamentarse en un espacial reordenamiento de la tenencia y uso del suelo, con miras a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Deberán ser progresivas y contemplar los recursos humanos y financieros de ellos; manteniendo una pluralidad funcional sin desmedro de la habitacional.
De acuerdo con los motivos expuestos, es necesario formular medidas de acción operativas, entre las cuales sobresalen:
1. La tarea de rescate de patrimonio histórico, cultural y social de la América Latina tendrá, como protagonistas prioritarios, a los habitantes de los países interesados, con la cooperación inmediata de los organismos de cultura y financiamiento; siendo necesaria la organización comunitaria de los habitantes de los Centros Históricos para alcanzar los principios de acción señalados.
2. Incorporación a las políticas oficiales de vivienda de programas específicos para la rehabilitación de los centros históricos como forma de mantener el patrimonio habitacional del país.

3. Para el financiamiento de los programas de revitalización de los Centros Históricos, debe poderse disponer de las líneas de crédito nacionales e internacionales destinadas a proyectos de rehabilitación de vivienda, infraestructura y equipamiento humano, desarrollo comunal y turismo.

4. La reformulación de la legislación vigente para la preservación de los Centros Históricos debe tomar en cuenta las medidas tendentes a incrementar el poder de decisión de los organismos calificados, capaces de permitir no sólo la preservación del Centro Histórico, sino también el control de las modificaciones del entorno urbano y natural.

5. Toda acción de revitalización debe estar fundamentada en estudios multidisciplinarios del área.

6. Es necesario, por lo tanto, incrementar la formación de arquitectos urbanistas y otros especialistas afines, paralelamente a la educación de los cuadros profesionales calificados en las técnicas de restauración existentes, a los lineamientos de acción numerados.

7. Se advierte la necesidad de una amplia campaña de concienciación acerca no sólo del valor cultural sino del carácter social y viviente de los Centros Históricos, a través de los medios masivos de comunicación y los sistemas educacionales en todos sus niveles.

Quito, 11 de marzo de 1977.

NORMAS DE QUITO 1967

INFORME FINAL DE LA REUNION SOBRE CONSERVACION Y UTILIZACION DE MONUMENTOS Y LUGARES DE INTERES HISTORICO Y ARTISTICO

Quito, 1967


1. INTRODUCCIÓN

La inclusión del problema que representa la necesaria conservación y utilización del
patrimonio monumental en la relación de esfuerzos multinacionales que se
comprometen a realizar los Gobiernos de América, resulta alentador en un doble
sentido. En primer término, porque con ello los Jefes de Estado dejan reconocida, de
manera expresa, la existencia de una situación de urgencia que reclama la
cooperación interamericana, y en segundo lugar, porque siendo la razón fundamental
de la Reunión de Punta del Este el común propósito de dar un nuevo impulso al
desarrollo del Continente, se está aceptando implícitamente que esos bienes del
patrimonio cultural representan un valor económico y son susceptibles de erigirse en
instrumentos del progreso.
El acelerado proceso de empobrecimiento que vienen sufriendo una mayoría de
los países americanos como consecuencia del estado de abandono e indefensión en
que se encuentra su riqueza monumental y artística, demanda la adopción de
medidas de emergencia, tanto a nivel nacional como internacional, pero la eficacia
práctica de las mismas dependerá, en último término, de su adecuada formación
dentro de un plan sistemático de revalorización de los bienes patrimoniales en función
del desarrollo económico-social.
Las recomendaciones del presente informe van dirigidas en ese sentido y se ciñes
específicamente, a la adecuada conservación y utilización de los monumentos y
lugares de interés arqueológicos, histórico y artístico, de conformidad con lo que
dispones en el Capítulo V Esfuerzos Multinacionales Literal d) de la Declaración de
Presidentes de América.
No obstante precisa reconocer que, dada la íntima relación que guardan entre sí el
continente arquitectónico y el contenido artístico, resulta imprescindible extender la
debida protección a otros bienes muebles y objetos valiosos del patrimonio cultural a
fin de evitar que se sigan deteriorando y sustrayendo impunemente y de procurar,
asimismo, que contribuyan al logro de los fines perseguidos mediante su adecuada
exhibición de acuerdo con la moderna técnica museográfica.

II. CONSIDERACIONES GENERALES

1. La idea de espacio es inseparable del concepto de monumento, por lo que la tutela
del Estado puede y debe extenderse al contexto urbano, al ámbito natural que lo
enmarca y a los bienes culturales que encierra.
Pero puede existir una zona, recinto o sitio de carácter monumental, sin que ninguno
de los elementos que lo constituyen aisladamente considerados merezca esa
designación.
2. Los lugares pintorescos y otras bellezas naturales objeto de defensa y protección por parte del Estado, no son propiamente monumentos nacionales. La huella histórica o artística del hombre es esencial para conferir a un paraje o recinto determinado esa
categoría específica.
3. Cualquiera que fuese el valor intrínseco de un bien o las circunstancias que concurran a realzar su importancia y significación histórica o artística, el mismo no constituirá un monumento en tanto que no recaiga una expresa declaración del Estado en ese sentido. La declaración de monumento nacional implica su identificación y registro oficiales. A partir de ese momento el bien en cuestión quedará sometido al régimen de protección que señale la Ley.
4. Todo monumento nacional está implícitamente destinado a cumplir una función social. Corresponde al Estado hacer que la misma prevalezca y determinar, en los distintos casos, la medida en que dicha función social es compatible con la propiedad privada y el interés de los particulares.

III. EL PATRIMONIO MONUMENTAL Y EL MONUMENTO AMERICANO

1. Es una realidad evidente que América y en especial Iberoamérica, constituye una
región extraordinariamente rica en recursos monumentales. A los grandiosos
testimonios de las culturas precolombinas se agregan las expresiones monumentales,
arquitectónicas, artística e históricas del largo período colonial exuberante en
variedad de formas. Un acento propio, producto del fenómeno de aculturación,
contribuye a imprimir a los estilos importados el sentido genuinamente americano de
múltiples manifestaciones locales que los caracteriza y distingue. Ruinas
arqueológicas de capital importancia, no siempre accesibles o del todo exploradas, se
alternan con sorprendentes supervivencias del pasado; complejos urbanos y villas
enterradas, susceptibles de erigirse en centros del mayor interés y atracción.
2. No es menos cierto que gran parte de este patrimonio, se ha arruinado
irremediablemente en el curso de las últimas décadas o se encuentra hoy en trance
inminente de perderse. Múltiples factores han contribuido y siguen contribuyendo a
mermar las reservas de los bienes culturales de la mayoría de los países de
Iberoamérica, pero es necesario reconocer que la razón fundamental de la
destrucción progresivamente acelerada de ese potencial de riqueza, radica en la
carencia de una política oficial capaz de imprimir eficacia práctica a las medidas
proteccionistas vigentes y de promover la revalorización del patrimonio monumental
en función del interés público y para beneficio económico de la nación.
3. En los críticos momentos en que América se encuentra comprometida en un gran
empeño progresista que implica la explotación exhaustiva de sus recursos naturales y
la transformación progresiva de sus estructuras económico-sociales, los problemas
que se relacionan con la defensa, conservación y utilización de los monumentos,
sitios y conjuntos monumentales adquieren excepcional importancia y actualidad.
4. Todo proceso de acelerado desarrollo trae consigo la multiplicación de infraestructura y la ocupación de extensa áreas por instalaciones industriales y construcciones inmobiliarias que alteran y aún deforman por completo el paisaje, borrando las huellas y expresiones del pasado, testimonios de una tradición histórica de inestimable valor.
5. Gran número de ciudades de Iberoamérica que atesoraban en un ayer todavía
cercano un rico patrimonio monumental, muestra evidente de su pretérita grandeza,
templos, plazas, fuentes y callejas que en conjunto acentuaban su personalidad y
atractivo, han sufrido tales mutilaciones y degradaciones en su perfil arquitectónico
que lo hacen irreconocible. Todo ello en nombre de un malentendido y peor
administrado progreso urbano.
6. No es exagerado afirmar que el potencial de riqueza destruida con estos
irresponsables actos de vandalismo urbanístico en numerosas ciudades del
Continente, excede con mucho a los beneficios que para la economía nacional se
derivan de las instalaciones y mejoras de infraestructura con que pretenden
justificarse.

IV. LA SOLUCIÓN CONCILIATORIA

1. La necesidad de conciliar las exigencias del progreso urbano con la salvaguardia de
los valores ambientales, es ya hoy día una norma inviolable en la formulación de los
planes reguladores a nivel tanto local como nacional. En este sentido todo plan de
ordenación deberá realizarse en forma que permita integrar al conjunto urbanístico
los centros o complejos históricos de interés ambiental.
2. La defensa y valoración del patrimonio monumental y artístico no contraviene, teórica ni prácticamente, con una política de regulación urbanística científicamente desarrollada. Lejos de ello, debe constituir el complemento de la misma. Para la
confirmación de este criterio se transcribe el siguiente párrafo del Informe Weiss
presentado a la Comisión Cultural y Científica del Consejo de Europa (1963): “es
posible equipar a un país sin desfigurarlo: de preparar y servir al provenir sin destruir
el pasado. La elevación del nivel de vida debe limitarse a la realización de un
bienestar material progresivo: debe ser asociado a la creación de un cuadro de vida
digno del hombre”.
3. La continuidad del horizonte histórico y cultural de América, gravemente
comprometido por el entronizamiento de un proceso anárquico de modernización,
exigen la adopción de medidas de defensa, recuperación y revalorización del
patrimonio monumental de la región y la formulación de planes nacionales y
multinacionales a corto y largo plazo.
4. Precisa reconocer que los organismos internacionales especializados, han reconocido
la dimensión del problema y han venido trabajando con ahínco en los últimos años,
por lograr soluciones satisfactorias. América tiene a su disposición la experiencia
acumulada.
5. A partir de la “Carta de Atenas” de 1932, muchos han sido los Congresos
Internacionales que se han sucedido hasta conformar el actual criterio dominante.
Entre los que más han ahondado en el problema aportando recomendaciones
concretas figura el de la Unión Internacional de Arquitectos de Moscú (Moscú 1958);
el Congreso de la Federación Internacional de Vivienda y Urbanismo (Santiago de
Compostela 1961); que tuvo por lema el problema de los “conjuntos históricos”, El
Congreso de Venecia (Venecia 1964) y el más reciente del ICOMOS en Cáceres
(Cáceres 1967), que aportan a ese tema de tanto interés americano un punto de
vista eminentemente práctico.

V. VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS MONUMENTOS

1. Partimos del supuesto de que los monumentos de interés arqueológico, histórico y
artístico constituyen también recursos económicos al igual que las riquezas naturales
del país. Consecuentemente, las medidas conducentes a su preservación y adecuada
utilización no ya sólo guardan relación con los planes de desarrollo, sino que forman o
deben formar parte de los mismos.
2. En la más amplia esfera de las relaciones interamericanas, reiteradas
recomendaciones y resoluciones de distintos organismos del sistema llevaron
progresivamente el problema al más alto nivel de consideración: La reunión de los
Jefes de Estado (Punta del Este, 1967).
3. Es evidente que la inclusión del problema relativo a la adecuada preservación y
utilización del patrimonio monumental en la citada reunión, responde a las mismas
fundamentales razones que llevaron a los presidentes de América a convocarla: la
necesidad de dar a la Alianza para el Progreso un nuevo y más vigoroso impulso y de
ofrecer, a través de la cooperación continental, la mayor ayuda que demanda el
desarrollo de los países miembros de la OEA.
4. Lo anterior explica el empleo del término “utilización” que figura en el punto 2.A.
Capítulo V de la Declaración de los Presidentes:

Esfuerzos multinacionales
...
2. Encomendar a los organismos competentes de la OEA que:
d) Extiendan la cooperación interamericana a la conservación y utilización de los
monumentos arqueológicos, históricos y artísticos.
5. Más concretamente en la Resolución 2 de la Segunda Reunión Extraordinaria del
Consejo Interamericano Cultural, convocada a los únicos efectos de dar cumplimiento
a lo dispuesto en la Declaración de los Presidentes, dentro del área de competencia
del Consejo, se dice: ...”La extensión de la asistencia técnica y la ayuda financiera al patrimonio cultural de los Estados miembros, se llevará a cabo en función de su desarrollo económico y turístico.
6. En suma, se trata de movilizar los esfuerzos nacionales en el sentido de procurar
el mejor aprovechamiento de los recursos monumentales de que se disponga,
como medio indirecto de favorecer el desarrollo económico del país. El anterior
implica una tarea previa de planificación a nivel nacional: es decir, la evaluación
de los recursos disponibles y la formulación de proyectos específicos dentro de un
plan regulador general.
7. La extensión de la cooperación interamericana a ese aspecto del desarrollo lleva
implícito el reconocimiento de que el esfuerzo nacional no es por sí solo suficiente
para acometer un empeño que en la mayoría de los casos excede sus actuales
posibilidades. Es únicamente a través de la acción multinacional que muchos
Estados miembros, en proceso de desarrollo, pueden procurarse los servicios
técnicos y los recursos financieros indispensables.


VI. LA PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO CULTURAL

1. El término “puesta en valor”, que tiende a hacerse cada día más frecuente entre
los expertos, adquiere en el ámbito americano una especial aplicación. Si algo
caracteriza este momento es, precisamente la urgente necesidad de utilizar al
máximo el caudal de sus recursos y es evidente que entre los mismos figura el
patrimonio monumental de las naciones.
2. Poner en valor un bien histórico o artístico equivale a habitarlo en las condiciones
objetivas y ambientales que, sin desvirtuar su naturaleza, resalten sus
características y permitan su óptimo aprovechamiento. La puesta en valor debe
entenderse que se realiza en función de un fin trascendente que en el caso de
Iberoamérica sería contribuir al desarrollo económico de la región.
3. En otras, palabras, se trata de incorporar a un potencial económico un valor
actual: de poner en productividad una riqueza inexplotada mediante un proceso
de revalorización que lejos de mermar su significación puramente histórica o
artística, la acrecienta, pasándola del dominio exclusivo de minorías eruditas al
conocimiento y disfrute de mayorías populares.
4. En síntesis, la puesta en valor del patrimonio monumental y artístico implica una
acción sistemática, eminentemente técnica dirigida a utilizar todos y cada no de
esos bienes conforme a su naturaleza, destacando y exaltando sus características
y méritos hasta colocarlos en condiciones de cumplir la nueva función a que están
destinados.
5. Precisa destacar que, en alguna medida, el área de emplazamiento de una
construcción de principal interés resulta comprometida por razón de vecindad
inmediata al monumento, lo que equivale a decir que, de cierta manera, pasará a
formar parte del mismo una vez que haya sido puesto en valor. Las normas
proteccionistas y los planes de revalorización tienen que extenderse, pues, a todo
el ámbito propio del monumento.
6. De otra parte, la puesta en valor de un monumento ejerce una beneficiosa acción
que se refleja sobre el perímetro urbano en que éste se encuentra emplazado y
aún desborda esa área inmediata, extendiendo sus efectos a zonas más distantes.
Ese incremento del valor real de un bien por acción refleja constituye una forma
de plusvalía que ha de tomarse en cuenta.
7. Es evidente, que en la medida en que un monumento atrae la atención del
visitante, aumentará la demanda de comerciantes interesados en instalar
establecimientos apropiados a su sombra protectora. Esa es otra consecuencia
previsible de la puesta en valor e implica la adopción previa de medidas
reguladoras que a la vez que facilitan y estimulan la iniciativa privada, impidan la
desnaturalización del lugar y la pérdida de las finalidades primordiales que se
persiguen.
8. De todo lo expuesto, se desprende que la diversidad de monumentos y
edificaciones de destacada interés histórico y artístico, ubicados dentro de un
núcleo de valor ambiental, se relacionan entre sí y ejercen un efecto multiplicador
sobre el resto del área que resultaría revalorizadas en conjunto como
consecuencia de un plan de puesta en valor y de saneamiento de sus principales
construcciones.


VII. LOS MONUMETNOS EN FUNCIÓN DE TURISMO
1. Los valores propiamente culturales no se desnaturalizan ni comprometen al vincularse con los interese turísticos y, lejos de ello, la mayor atracción que conquistan los monumentos y la afluencia creciente de admiradores foráneos, contribuyen a afirmar la conciencia de su importancia y significación nacionales. Un monumento restaurado adecuadamente, un conjunto urbano puesto en valor, constituyen no sólo una lección viva de historia sino un legítimo motivo de dignidad nacional. En el más vasto marco de las relaciones internacionales, esos testimonios del pasado estimulan los sentimientos de comprensión, armonía y comunidad espiritual aún entre pueblos que se mantienen rivales en política. Cuanto contribuya a exaltar los valores del espíritu por muy ajena que fuera la intención a los fines culturales, ha de derivar en beneficio de esta última. Europa debe al turismo, directa o indirectamente, la salvaguarda de una gran parte de su patrimonio cultural condenado a su completa e irremediable destrucción, y la sensibilidad contemporánea, más visual que literaria, tiene la oportunidad de enriquecerse con la contemplación de nuevos ejemplos de la
civilización occidental rescatados técnicamente gracias al poderoso estímulo turístico.
2. Si los bienes del patrimonio cultural juegan tan importante papel en la promoción del turismo, es lógico que las inversiones que se requieren para su debida restauración y habilitación dentro de su marco técnico especializado, deben hacerse
simultáneamente a las que reclama el equipamiento turístico, o mejor dicho, integrar
ambas en un solo plan económico de desarrollo regional.
3. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Viajes Internacionales y Turismo (Roma
1963) no solamente recomendó que se diera una alta prioridad a las inversiones en
turismo dentro de los planes nacionales, sino que hizo resaltar que “desde el punto de
vista turístico, el patrimonio cultural, histórico y natural de las naciones, constituye
un valor sustancialmente importante”, y que, en consecuencia, urgía “la adopción de
adecuadas medidas dirigidas a asegurar la conservación y protección de ese
patrimonio”(Informe final Doc. 4). A su vez la Conferencia sobre Comercio y
Desarrollo de las Naciones Unidas (1964), recomendó a las agencias y organismos de
financiación, tanto gubernamentales como privados “ofrecer asistencia, en la forma
más apropiada, para obras de conservación, restauración y utilización ventajosa de
sitios arqueológicos, históricos y de belleza natural”. (Resolución Anexo A.IV.24).
Últimamente el Consejo Económico y Social del citado organismo mundial, después
de recomendar a la Asamblea General designar el año de 1967 como “año del
Turismo Internacional”, resolvió invitar a los organismos de las Naciones Unidas y a
las agencias especializadas, a que dieran “favorable” consideración a las solicitudes
de asistencia técnica y financiera de los países en desarrollo, a fin de acelerar en los
mismos el mejoramiento de sus recursos turísticos” (Resolución 1109-XL).
4. En relación con ese tema, que ha venido siendo objeto de especial atención por parte de la Secretaría General de la UNESCO, se ha llevado a cabo un exhaustivo estudio con la colaboración de un organismo, no gubernamental de gran prestigio, la Unión Internacional de las Organizaciones Oficiales de Turismo. Dicho estudio confirma los criterios expuestos y después de analizar las razones culturales, educativas y sociales que justifican el uso de la riqueza monumental en función del turismo, insiste en los beneficios económicos que se derivan de esa política para las áreas territoriales
correspondientes. Dos extremos de particular interés merecen ser destacados: a) la
afluencia turística que determina la apropiada revalorización de un monumento,
asegura la rápida recuperación del capital invertido para estos fines; b) la actividad
turística que se origina como consecuencia de la adecuada presentación de un
monumento y que de abandonarse determinaría su extinción, conlleva una profunda
transformación económica de la región en la que mismo se halla enclavado.
5. Dentro del Sistema Interamericano, además de las numerosas recomendaciones y
acuerdos que abundan en la importancia que debe concederse, tanto a nivel nacional
como regional al problema que implica el abandono en que se encuentra buena parte
del patrimonio cultural de los países del Continente, recientes reuniones
especializadas han abordado el tema específico de la función que los monumentos de
interés artístico e histórico tienen en el desarrollo de la industria turística. La
Comisión Técnica de Fomento del Turismo, en su Carta Reunión (julio-agosto 1967)
resolvió hacerse solidaria de las conclusiones adoptadas por la correspondiente
Comisión de Equipamiento Turístico entra las que figuran las siguientes:
“ Que los monumentos y otros bienes de naturaleza arqueológica, histórica y artística
pueden y deben ser debidamente preservados y utilizados en función del desarrollo
como incentivos esenciales de la afluencia turística”
“ Que en los países de gran riqueza patrimonial de bienes de interés arqueológico,
histórico y artístico, dicho patrimonio constituye un factor decisivo en su
equipamiento turístico y, en consecuencia, debe ser tomado en cuenta en la
formalización de los planes correspondientes”.
“ Que los intereses propiamente culturales y los de índole turística se conjugan en
cuanto concierne a la debida preservación y utilización del patrimonio monumental y
artístico de los pueblos de América, por lo que se hace aconsejable que los
organismos y unidades técnicas de una y otra área de la actividad interamericana
trabajen en ese sentido de forma coordinada”.
6. Desde el punto de vista exclusivamente turístico, los monumentos son parte del
“equipo” de que se dispone para desarrollar esa industria en una región, pera en
la medida en que dicho monumento puede servir al uso a que se destina,
dependerá no ya sólo de su valor intrínseco, es decir, de su significación o interés
arqueológico, histórico o artístico sino de las circunstancias adjetivas que
concurran en el mismo y faciliten su adecuada utilización. De ahí que las obras de
restauración no sean siempre suficientes por sí solas para que un monumento
pueda ser explotado entrando a formar parte del equipo turístico de una región.
Puede ser igualmente necesarias la realización de otras obras de infraestructura,
tales como un camino que facilite el acceso al monumento o un albergue que
aloje a los visitantes al término de una jornada de viaje. Todo ello manteniendo el
carácter ambiental de la región.
7. Las ventajas económicas y sociales del turismo monumental figuran en las más
modernas estadísticas, especialmente en las de aquellos países europeos que
deben su actual prosperidad al turismo internacional y que cuentan entre sus
principales fuentes de riqueza con la reserva de bienes culturales.

VIII. EL INTERÉS SOCIAL Y LA ACCIÓN CÍVICA.

1. Es presumible que los primeros esfuerzos dirigidos a revalorizar el patrimonio
monumental encuentren una amplia zona de resistencia dentro de la órbita de los
intereses privados. Años de abandono oficial y un impulsivo afán de renovación
que caracteriza a las naciones en proceso de desarrollo, contribuyen a hacer
cundir el menosprecio por todas las manifestaciones del pasado que no se ajustan
al molde ideal de un moderno estilo de vida. Carentes de la suficiente formación
cívica para juzgar el interés social como una expresión decantada del propio
interés individual, incapaces de apreciar lo que más conviene a la comunidad
desde el lejano punto de observación del bien público, los habitantes de una
población contagiada de la “fiebre del progreso” no pueden medir las
consecuencias de los actos de vandalismo urbanístico que realizan alegremente
con la indiferencia o complicidad de las autoridades competentes.
2. Del seno de cada comunidad puede y debe surgir la voz de alarma y la acción
vigilante y previsora. El fomento de agrupaciones cívicas pro-defensa del
patrimonio, cualquiera que fuese su denominación y composición, ha dado
excelentes resultados, especialmente en localidades que no disponen aún de
regulación urbanística y donde la acción protectora a nivel nacional resulta débil o
no siempre eficaz.
3. Nada puede contribuir mejor a la toma de conciencia que se busca, que la
contemplación del ejemplo propio. Una vez que se aprecian los resultados de
ciertas obras de restauración y rehabilitación de edificios, plazas y lugares, suele
operarse una favorable reacción ciudadana que paraliza la acción destructora y
permite la consecución de objetivos más ambiciosos.
4. En cualquier caso, la colaboración espontánea y múltiple de los particulares en los
planes de puesta en valor del patrimonio histórico y artístico, es absolutamente
imprescindible, muy en especial, en las pequeñas comunidades. De ahí que en la
preparación de dichos planes deba tenerse en cuenta la conveniencia de realizar
un programa puente de educación cívica, desarrollado sistemática y
simultáneamente junto a la ejecución del proyecto.

IX LOS INSTRUMENTOS DE LA PUESTA EN VALOR

1. La adecuada utilización de los monumentos de máximo interés histórico y artístico
implica, en primer lugar, la coordinación de las iniciativas y esfuerzos de carácter
cultural y económico-turísticos. En la medida que esos intereses coincidentes se
aúnen e identifiquen los resultados perseguidos los resultados serán más
satisfactorios.
2. Esa necesaria coordinación no puede tener lugar si no existen en el país en
cuestión las condiciones legales y los instrumentos técnicos que la hagan posible.
3. Dentro del marco cultural, son requisitos previos a cualquier propósito oficial
dirigido a revalorizar su patrimonio monumental contar con una legislación oficial,
una organización técnica y una planificación también a nivel nacional.
4. La integración de los proyectos culturales y económicos debe producirse a nivel
nacional como paso previo a toda gestión de asistencia o cooperación exterior.
Esta. Tanto en el orden técnico como financiero, es el complemento del esfuerzo
nacional. A los Gobiernos de los distintos Estados Miembros toca la iniciativa: a los
países corresponde la tarea previa de formular sus proyectos e integrar éstos en
los planes generales para el desarrollo. Las medidas y procedimientos que a
continuación se recomiendan van dirigidos hacia esos fines.
Recomendaciones (a nivel nacional)
1. Los proyectos de puesta en valor del patrimonio monumental forman parte de los
planes de desarrollo nacional y, en consecuencia, deben integrarse en los mismos.
Las inversiones que se requieren para la ejecución de dichos proyectos deben
hacerse simultáneamente a las que reclaman el equipamiento turístico de la zona
o región objeto de reevaluación.
2. Corresponde al Gobierno dotar al país de las condiciones que pueden hacer
posible la formulación y ejecución de proyectos específicos de puesta en valor
3. Son requisitos indispensables a los anteriores:
Reconocimiento de una alta prioridad a los proyectos de puesta en valor de la riqueza monumental dentro del Plan Nacional para el Desarrollo.
Legislación adecuada o, en su defecto, otras disposiciones gubernativas que faciliten el proyecto de puesta en valor haciendo prevalecer en todo momento el interés público.
Dirección coordinada del proyecto a través de un Instituto idóneo capaz de centralizar la ejecución del mismo en todas sus etapas.
Designación de un equipo técnico que pueda contar con la asistencia exterior durante la formulación de los proyectos específicos durante su ejecución.
4. La puesta en valor de la riqueza monumental sólo puede llevarse a efecto dentro
de un marco de acción planificada; es decir, conforme a un plan regulador de
alcance nacional o regional. En consecuencia, es imprescindible la integración de
los proyectos que se promuevan con los planes reguladores existentes en la
ciudad, o región de que se trate. De no existir dichos planes se procederá a
establecerlos en forma consecuente.
5. La necesaria coordinación de los intereses propiamente culturales relativos a los
monumentos o a los conjuntos ambientales y los de índole turística, deberá
producirse en el seno de la dirección coordinada del proyecto tal y como se ha
especificado anteriormente, como paso previo a toda gestión de asistencia técnica
o de ayuda financiera exterior.
6. La cooperación de los interese privados y el respaldo de la opinión pública es
imprescindible para la realización de todo proyecto de puesta en valor.
En este sentido debe tenerse en cuenta durante la formulación del mismo, el
desarrollo de una campaña cívica que favorezca la formación de una conciencia
pública.
Recomendaciones (a nivel internacional)
1. Reiterar la conveniencia de que los países de América se adhieran a la “Carta de
Venecia” como norma mundial en materia de preservación de sitios y monumentos
históricos, sin prejuicio de adoptar cuantos otros compromisos y acuerdos se hagan
recomendables dentro del Sistema Interamericano.
2. Extender el concepto generalizado de monumento a las manifestaciones propias de la cultura de los siglos XIX y XX.
3. Vincular a la necesaria revalorización del patrimonio monumental y artístico de las
naciones de América a otros países extracontinentales y, de manera muy especial a
España y Portugal, dada la participación histórica de ambos en la formación de dicho
patrimonio y dada también, la comunidad de valores culturales que los mantienen
unidos a los pueblos de ese Continente.
4. Recomendar a la Organización de Estados Americanos, extender la cooperación que
ha convenido prestar a la revalorización de los monumentos de interés arqueológico,
histórico y artístico a otros bienes del patrimonio cultural que constituyen los fondos
propios de museos y archivos, así como también el acervo sociológico del folklore
nacional.
5. Para la restauración se hace absolutamente necesario, antes de acometer un
proyecto de esta índole, el trabajo previo de investigación histórica. Dado que España
conserva en sus archivos abundante material de planos sobre las ciudades de
América; fortalezas y gran número de edificios, junto con una copiosísima
documentación oficial, y dado que la catalogación de esos imprescindibles
documentos se halla detenida en fecha anterior a la de la gran mayoría de las
construcciones coloniales, lo que dificulta en extremo su utilización; se hace
altamente recomendable que la Organización de Estados Americanos coopere con
España en la labor de actualizar y facilitar las investigaciones en los archivos
españoles, y especialmente en el de Indias de Sevilla.
6. Recomendar que se redacte un nuevo instrumento hemisférico que sustituya al
“Tratado de Muebles de Valor Histórico”(1935), capaz de proteger en forma más
amplia y efectiva a esa parte importantísima del patrimonio cultural del Continente de
los múltiples riesgos que la amenazan.
7. Mientras lo anterior no se lleve a cabo, se recomienda que el Consejo Interamericano Cultural resuelva, en su próxima reunión, recabar de todos los Estados Miembros, la adopción de medidas de emergencia capaces de eliminar los riesgos del comercio ilícito de piezas del patrimonio cultural y que active la devolución de las mismas al país de origen, una vez probada su exportación clandestina o adquisición ilegal.
8. Teniendo presente que la escasez de recursos humanos constituye un grave
inconveniente para la realización de planes de puesta en valor se hace altamente
recomendable proveer lo necesario para la creación de un centro o instituto
especializado en materia de restauración de bienes muebles mediante el
fortalecimiento de los existentes y la creación de otros nuevos.
9. Sin perjuicio de lo anterior y a fin de satisfacer de inmediato tan imperiosas
necesidades, se recomienda a la Secretaría General de la OEA utilizar las facilidades
que brindan sus actuales programas de Becas y Capacitación Extracontinental y,
también celebrar con en Instituto de Cultura Hispánica, al amparo del acuerdo de
cooperación técnica OEA-España y con el Centro Regional Latinoamericano de
Estudios para la Conservación y restauración de Bienes Culturales de México, sendos
acuerdos de colaboración.
10. Toda vez que se hace necesario intercambiar experiencias sobre los problemas
propios de América y conviene mantener una adecuada unidad de criterios en la
materia, se recomienda reconocer a la Agrupación de Arquitectos Especializados en
Restauración de Monumentos, con sede provisional en el Instituto de Cultura
Hispánica de Madrid, y propiciar su instalación definitiva en cada uno de los Estados
Miembros.
Medidas legales
1. Es necesario actualizar la legislación proteccionista vigente en los Estados
Americanos, a fin de hacer su aplicación eficaz para los fines que se persiguen.
2. Es necesario revisar las regulaciones locales que rigen en materia de publicidad, al
objeto de controlar toda forma publicitaria que tienda a alterar las características
ambientales de las zonas urbanas de interés histórico.
3. A los efectos de la legislación proteccionista, el espacio urbano que ocupan los
núcleos o conjuntos monumentales y de interés ambiental deben delimitarse como
sigue:
Zona de protección rigurosa, que corresponderá a la mayor densidad monumental o ambiental.
Zona de protección o respeto, con una mayor tolerancia.
Zona de protección del paisaje urbano, a fin de procurar una integración de la misma con la naturaleza circundante.
4. Al actualizar la legislación vigente, los países deberán tener en cuenta la plusvalía que adquieren los bienes inmuebles incluidos dentro de la zona de puesta en valor, así
como en alguna medida en los aledaños.
5. También debe tenerse en cuenta la posibilidad de estimular la iniciativa privada
mediante la implantación de un régimen de exenciones fiscales en los edificios que se
restauren con capital particular y dentro de las regulaciones que establezcan los
organismos competentes. Desgravaciones de tipo fiscal pueden establecerse,
también, como compensación a las limitaciones impuestas a la propiedad particular
por motivos de utilidad pública.
Medidas técnicas
1. La puesta en valor de un monumento o conjunto urbano de interés ambiental es el
resultado de un proceso eminentemente técnico y, en consecuencia, su tratamiento
oficial debe estar confiado directamente a una dependencia de carácter especializado
que centralice todas las actividades.
2. Cada proyecto de puesta en valor constituye un problema específico y requiere una
solución también específica.
3. La colaboración técnica de los expertos en las distintas disciplinas que han de
intervenir en la ejecución de un proyecto, es absolutamente esencial. De la acertadas
coordinación de los especialistas habrá de depender en buena medida del resultado
final.
4. La prioridad de los proyectos queda subordinada a la estimación de los beneficios
económicos que de su ejecución se derivarían para una región dada. Pero en todo lo
posible debe tenerse en cuenta la importancia intrínseca de los bienes objeto de
restauración y la situación de emergencia en que los mismos se encuentran.
5. En general, todo proyecto de puesta en valor envuelve problemas de carácter
económico, histórico, técnico y administrativo. Los problemas técnicos de
conservación, restauración y reconstrucción varían según la índole del bien, los
monumentos arqueológicos, por ejemplo, exigen la colaboración de especialistas en la
materia.
6. La naturaleza y alcance de los trabajos que se deben realizar en un monumento
exigen decisiones previas, producto del exhaustivo examen de las condiciones y
circunstancias que concurren en el mismo. Decidida la clase de intervención a la que
habrá de ser sometido el monumento, los trabajos subsiguientes deberán continuarse
con absoluto respeto a lo que evidencia muestra o a los documentos auténticos en los
que la restauración se basa.
7. En los trabajos de revalorización de zonas ambientales, precisa la previa definición de sus límites y valores.
8. La puesta en valor de una zona histórica ambiental, ya definida y evaluada implica:
a) Estudio y determinación de su uso eventual y de las actividades que en la misma
habrán de desarrollarse.
b) Estudio de la magnitud de las inversiones y de las etapas necesarias hasta ultimar los trabajos de restauración y conservación, incluyendo las obras de infraestructura y
adaptaciones que exija el equipamiento turístico para su puesta en valor.
c) Estudio analítico del régimen especial al que la zona quedará sometida, a fin de que
las construcciones existentes y las nuevas puedan ser controladas de forma eficaz.
d) La reglamentación de las zonas adyacentes al núcleo histórico, debe establecer
también la normativa con relación al uso de la tierra, la densidad, la relación
volumétrica como factor determinante del paisaje urbano y natural.
e) Estudio de la magnitud de las inversiones necesarias para el saneamiento de la zona.
f) Estudio de las medidas de prevención necesarias para el debido mantenimiento
constante de la zona que se trata de poner en valor.
9. La limitación de los recursos disponibles y el necesario adiestramiento de los equipos
técnicos requeridos por los planes de puesta en valor, hacen aconsejable, la previa
formulación de un proyecto piloto en el lugar en el que mejor se conjuguen los
intereses económicos y las facilidades técnicas.
10. La puesta en valor de un núcleo urbano de interés histórico ambiental de extensión
que exceda de las posibilidades económicas inmediatas, puede y debe proyectarse
en dos o más etapas que se ejecutarán progresivamente de acuerdo con las
conveniencias del equipamiento turístico, bien entendido que el proyecto debe
concebirse en su totalidad, sin que se interrumpan o aplacen los trabajos de
catalogación, investigación o inventario.

LISTA DE TECNICOS PARTICIPANTES
Guillermo de Zéndegui, Secretario Técnico de la Reunión; Renato Soeiro; Carlos M. Larrea; José Ma. Vargas; Agustín Moreno; Oswaldo de la Torre; Earle W. Newton; José M. Glez.-Valcárcel; Carlos Flores Marini; Manuel E. del Monte; Manuel del Castillo Negrete; Benjamín Carrión; Hernán Crespo; Filoteo Samaniego; Carlos Zevallos: Miguel A. Vasco; Christopher Tunnard; Jorge Luján M.; Fernando Silva-Santisteban; Graziano Gasparini; Instituto Panamericano de Geografía e Historia-Representados por Lidia C. de Camacho.

agosto 26, 2007

Tres notas sobre Autenticidad


1. Autenticidad y alteridad.

“Desde el restaurante del primer nivel de la Tour Eiffel, la mirada del visitante de la Exposición Universal de París de 1889 registraba en primer plano dos construcciones a ambos lados de su eje sudoeste/noreste. Se trataba de los pabellones mexicano y chileno. En su localización especular, estos edificios representan los dos extremos entre los que oscila la cultura arquitectónica latinoamericana moderna en el imaginario de occidente. Del lado derecho del observador, el pabellón mexicano era una suerte de monumento prehispánico que, se suponía, debía expresar el carácter de la arquitectura de ese país. Del lado izquierdo, el pabellón chileno era una estructura prefabricada desarmable que fue luego transportada y vuelta a montar en Santiago de Chile.”
Francisco Liernur
[1]


Si la UNESCO fuera una gran torre que nos permitiera subirnos a ella, veríamos de un lado la Casa Estudio Barragán (Tacubaya, México D.F. inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial en 2004) y del otro los Barrios Históricos de la Ciudad Puerto de Valparaíso (Valparaíso, Chile, inscritos en la misma Lista en 2003).
Ambos casos, aún dentro de sus grandes diferencias, son considerados tipológicamente como patrimonio moderno, donde la UNESCO reconoce indicadores de autenticidad e integridad como parte de las condiciones para ser inscritos en la Lista.
En ambos casos la justificación de su autenticidad fue uno de los puntos más complejos, ello debido en gran parte a que no fueron suficientemente dimensionados en el contexto de su significado historiográfico, donde se comience con una lectura sobre las condiciones estructurales de los proyectos historiográficos locales de cara a la producción de significados en aquellas obras, conjuntos o áreas urbanas locales que son valorados patrimonialmente en el contexto global.
Cuestión muy reciente si de modernidad se trata, de hecho en la solapa del clásico libro de Sir Banister Fletcher se anota -recién en su vigésima edición de 1996- que “ por primera vez la arquitectura del siglo XX es considerada como un todo y asumida en perspectiva histórica”[2]
De este modo Valparaíso y Barragán se presentan como contextos de significación modernos toda vez que sus características son activadas por las obras que los valorizan.
Obras muy locales de alto valor identitario, ahora de reconocido valor global, esto es legitimadas desde la alteridad.
En el caso de Barragán el valor de su obra se instala con características que son una respuesta precursora de la nueva sensibilidad que ocupará a muchos arquitectos en el mundo desde la década del sesenta, en donde la memoria, el lugar, el contexto natural y el respeto por el habitante dejará atrás el formalismo funcionalista hegemónico, que no hizo otra cosa que ignorar todo lo anterior.
En el caso de Valparaíso estamos en presencia de un conjunto ambiental valorizado desde una peculiar muestra de modernización vernacular hacia fines del siglo XIX. Dónde se manifiesta un complejo proceso de asimilación y readaptación de un lenguaje arquitectónico internacional que se adecua a soluciones locales, con respuestas que tienen un alto valor autónomo en sus soluciones funcionales y de emplazamiento.
Es aquí donde algunos hablarán de “neoclasicismo tardío”[3], el que desemboca claramente en un eclecticismo que sólo va a declinar tardíamente hacia mediados del siglo XX, dando cuenta de su diseminación en lo que la historiografía arquitectónica reciente ha denominado la “arquitectura tradicionalista”.[4]
Estas categorías ciertamente no las encontramos fácilmente aceptadas en el contexto de una cultura arquitectónica global, ya que la emergencia y desarrollo de lo que históricamente se conocerá como el Movimiento Moderno Internacional no solo concentrara buena parte de la atención y esfuerzo intelectual por parte de la historiografía del siglo XX, donde los territorios postcoloniales han sido integrados a ese contexto global por la vía de la integración políticamente correcta de la efectiva marginalización de su producción arquitectural, incluyendo a esta en capítulos residuales, fragmentarios y esporádicos de la historiográfica de corriente principal y dominante.
Es por lo anterior que la producción historiográfica sobre la arquitectura latinoamericana ha tenido que superar rápidamente tres momentos metodológicos para hacerse legible, desde la simple identificación de cabezas de serie –en su valoración como monumentos- hasta el reconocimiento de sus valores urbanos -en el límite metodológico con la historia urbana- sumado a un puñado de reflexiones formalistas sobre la noción de filiación estilística en torno a polémicas sobre la identidad de la producción arquitectónica.
Estos tres momentos han venido a ser puestos en discusión sólo durante las últimas décadas, desde enfoques que incorporan la sociología del arte, el análisis estructural y su función operativa en el contexto de su puesta en valor patrimonial.[5]
Cuestión donde en el otro, la autenticidad siempre es una impertinencia semántica, ya que la revancha de la copia es la crisis del original.

2. Autenticidad y amnesia.

Desde Goya sabemos que el “sueño de la razón produce monstruos”, por lo que imaginemos despertar del sueño, sin memoria.
Clínicamente el término anamnesis define el examen realizado a personas que presentan pérdida de memoria o amnesia. Constituye la prueba encargada de reunir todos los datos personales, hereditarios y familiares del paciente, anteriores a la enfermedad. Busca, en el mejor de los casos, la reminiscencia o transferencia de huellas mnémicas ubicadas en algún lugar de tiempo.
Esto nunca es un proceso de restablecimiento sino de construcción, ya que el paciente no sería capaz de identificar su pasado, sólo de asumirlo como propio.
La memoria pierde, en este momento, su vigencia en el tiempo, convirtiéndose en un objeto atemporal, con referencias únicas en su reconstrucción imaginada. Los efectos colectivos a nivel social de esta operación ya los ha señalado Hosbwam[6], cuando demostraba hace algunos años como en las sociedades postcoloniales existía una tendencia a inventar tradiciones.
Se olvida para recordar, se recuerda por ausencia. Por lo que necesariamente se termina fabricando un producto, una memoria nueva, sin pasado.
El relato de esa memoria se construye a través de unos intérpretes que componen los hechos y experiencias anteriores, otorgándole sentido temporal, histórico.
Lo autentico no estaría entonces en una suerte de “verdad original”, sino que más bien por la capacidad de construir un relato verosímil y legitimador.
Esa autenticidad legitimada es la que se expresa en nuestras sociedades a partir de un ejercicio de domesticar la historia que finalmente termina en una “democracia de la memoria”.
La democracia de la memoria da paso a la “gestión del recuerdo”
En el ámbito urbano los típicos fenómenos asociados a esta “gestión del recuerdo” en que se han convertido las operaciones de intervención patrimonial, fundamentados en esta autenticidad amnésica, han sido los excesos del fachadismo y el neopristinismo.


3. Autenticidad y originalidad.

Ha pasado poco más de una década de Nara[7], y sus conclusiones fueron coincidentes en reconocer a la autenticidad como una “firma de si mismo”, asumiendo la tradición que en el mundo occidental reconoce en la autoría un síntoma de originalidad y legitimación, de ahí el llamado “Culto Moderno a los Monumentos”[8] que se convierte en profesión de fe incluso en los momentos más iconoclastas, por lo que en la actual discusión crítica sobre la intervención en el territorio con el objetivo de (re)producir culturalmente la imagen de una comunidad se evidencia la carencia y lo dificultoso que es el entender la autenticidad a través de un "test" que evalúe las condiciones de historicidad, artisticidad y monumentalidad en base a la "firma".
Firma única y patentada, por lo demás, que es la que se puede suponer de un territorio económico neoliberal.
Sin embargo hoy hasta la firma está en crisis, pensemos en los dolores de cabeza que le produce al copywright las infinitas posibilidades de clonación que permiten los formatos digitales. Peor si comprobaos que hoy ya convivimos con los e-monuments; esto es bienes patrimoniales que dependen de un soporte mediático-electrónico para su transferencia, donde hay una retracción del sujeto que los “observa” a partir de su representación formal, en este caso en formato virtual.
Esta característica de virtualidad inmediatamente les haría perder su condición aureática. Una pérdida generada por la incesante iteración que, sin duda, va acompañada de dos importantes y nuevas oportunidades como son la accesibilidad, generada por la fricción espacial propiciada por las nuevas tecnologías de la información; y la permeabilidad a soportar intervenciones, que como retóricas de simulación se imponen a las ya tradicionales previsiones de la mínima intervención y reversibilidad.
Una sociedad que se copia a si misma, unos productores y autores que utilizan el pastiche como retórica de la cita y el fragmento –recordemos el postmodernismo y el contextualismo- y unos operadores y actores urbanos que asumen la sociedad del espectáculo con todo el cinismo que les permite su avidez han sobreexpuesto nuestra memoria, iluminándola con una luz que más que dar cuenta de luces y sombras, aplana todo con la calidez de la seguridad ciudadana integrándose a la cuenta de los dispositivos de control social más que las pertinencias del significado patrimonial, en cuantas de nuestras ciudades no hemos sido testigos de cómo la simple lógica del “ornato y aseo municipal” se transfiere al “gasto” patrimonial, invocándose el nombre del patrimonio como aval para externalidades que terminan desnaturalizando su autenticidad.
Más aún, desde un punto de vista esencial la luz en las obras de arquitectura las hace visual por defecto, esto significa que no es una condición sinequanon que la arquitectura se perciba por los ojos. De hecho la arquitectura puede ser recorrida, habitada y disfrutada por los ciegos.
La impúdica sobre exposición a la que se ven sometidas hoy en día las obras arquitectura, ha develado el equívoco mediático de creer que la arquitectura es un arte visual.
Este es por cierto un indicador de autenticidad muy afectado por la retórica de la hipervisibilidad monumental, generada por una contaminación lumínica proveniente del equipamiento urbano que ha sobrexpuesto nuestros monumentos y conjuntos históricos a una irracional iluminación que nunca tuvieron en su origen.
Por otro lado, y también a nivel de superficie, el color no es un elemento estructural del espacio arquitectónico, pero de hecho incide en su condición de visibilidad.
Sin embargo es un estado de la obra.
La autenticidad más que un estado de la obra es una condición de esta, por lo que nos parece equívoco suponer que habrá un momento de mayor autenticidad –por ejemplo el momento inmediatamente a su producción- y otro de menor autenticidad –por ejemplo el momento de su reproducción- toda vez que la condición de autenticidad es lo que la hace única e irrepetible.
Consideraciones exclusivamente técnicas y cientificistas simplificadoras de un retorno a un estado inicial desconocido; y en otras ocasiones son el resultado de la defensa de intereses comerciales más o menos encubiertos a base de exigencias funcionales, de economía, de mantenimiento, de seguridad, cuando no directamente políticas.
Eso es todo, lo demás sería caer en una larga casuística, me temo, sufrida por todos en alguna medida… pero terminemos con una última reflexión acerca de esa autenticidad de todos.
El 11 de noviembre de 1997, en la vigésimo novena sesión de la Conferencia General de la UNESCO, se aprobó unánimemente la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, que en su artículo 11 dice: “El genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad intrínseca y su diversidad. En sentido simbólico, el genoma humano es el patrimonio de la humanidad.”
Desde el momento en que la UNESCO declara “en sentido simbólico” –de que otra manera podría ser- al Genoma Humano como Patrimonio de la Humanidad, la amplia discusión postcolonial sobre la identidad ya no resistiría más embates que los de su propia inactualidad, dejando atrás una serie interrogantes no resueltas que –como ruinas y escombros de mayor o menor jerarquía- deban cuenta de la diferencia, la multiculturalidad o la autenticidad, entre otros sendos bastiones epistemológicos de resistencia a la homogenización sistemática que el capitalismo avanzado impone a través de la globalización.
Puede resultar curioso para algunos, patético para otros, comprobar que nuestro patrimonio genético, aquél que a través del tiempo biológico nos hace únicos como especies sobre este planeta, no es otra cosa que un argumento más a merced del triunfo del capitalismo avanzado.
Ello porque la igualdad genética, al no ser cultural, no tiene motivo para reconocer la igualdad fundada en un proyecto histórico determinado. Pienso por ejemplo en la libertad, la igualdad y la fraternidad como reza el ideario revolucionario que fuera diseminado mediáticamente por un grupo de “compatriotas del genoma humano” durante tanto tiempo.
De hecho hemos sido testigos en los últimos doscientos años de como la “patrimonialidad” del genoma humano en tensión con su territorialización ha puesto de rodillas todo lo que de solidario, tolerante y fraterno pudo haber tenido la utopía en la que se han instalado su discurso.
La puesta en valor patrimonial del “genoma humano” nos hace asistir hoy al desplazamiento de la discusión geopolítica por la discusión biológica.
Esto es: el “buen salvaje” como metáfora de ese origen social del genoma humano. O lo que es igual: el desplazamiento de las políticas del territorio por las políticas del cuerpo.[9]
Hoy la más mínima reflexión sustentable sobre la planificación territorial se hace sobre las causas y los efectos que movilizan el cuerpo social para la construcción de “su lugar”, por lo que la digresión de estas siete breves notas se desliza desde la pregunta: ¿es hoy en día la autenticidad ese genoma del cuerpo social?


José de Nordenflycht
en LÓPEZ MORALES, Francisco (ed.) Nuevas Miradas Sobre la Autenticidad e Integridad en el Patrimonio Mundial de las Américas, ICOMOS, Monuments and Sites XIII, 2007.


Notas

[1] LIERNUR, Jorge Francisco “Un nuevo mundo para el espíritu nuevo: los descubrimientos de América Latina por la cultura arquitectónica del siglo XX” en Escritos de Arquitectura del Siglo 20 en América Latina, Tanais Ediciones, Madrid, 2002, pág. 27.
[2] Hemos consultado la reimpresión del año 2001 hecha en base a la vigésima edición de 1996. CRUICKSHANK, Dan (ed.) Sir Banister Fletcher’s A History of Architecture, Architectural Press, London, 2001.
[3] NICOLINI, Alberto “Neoclásico tardío en Hispanoamérica.” en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo”, Buenos Aires, n°s 35-36, 2000-2001. Págs. 85 y ss.
[4] PIGAFETTA Giorgio e Ilaria ABBONDANDOLO La arquitectura tradicionalista, Celeste Ediciones, Madrid, 2002.
[5] Ver en especial las reflexiones teóricas de WAISMAN Marina El interior de la Historia. Historiografía Arquitectónica para uso de Latinoamericanos, Escala Editorial, Bogotá, 1990 y GUTIÉRREZ Ramón Arquitectura latinoamericana. Textos para la Reflexión y la Polémica, Epígrafe Editores, Lima, 1997.
[6] HOSBWAM, Eric y Terence RANGER La invención de la tradición, Editorial Crítica, Barcelona, 2002.
[7] Al respecto no creo que sea una casualidad que en la presente reunión se repitan nombres que hicieron importantes aportes a la definición de un marco conceptual sobre la autenticidad en la Reunión de Nara. Cfr. PETZET, Michael “”In the full richness of their authenticity”- The Test of Authenticity and the New Cult of Monuments” y JOKILEHTO, Jukka “Authenticity: a General Framework for the Concept”, en LARSEN, Kurt Einar (ed.) Nara Conference on Authenticity, Tapir, 1995.
[8] RIEGL, Aloïs Der moderne Denkmalkultus. Sein Wesen und seine Entstehung, Viena y Leipzig, 1903. (El culto moderno a los monumentos, Visor, Madrid, 1987, traducción de Ana Pérez López).
[9] NORDENFLYCHT, José de “Un lugar para el local”, ponencia presentada al seminario Revisitando Chile: identidades, mitos e historias, Comisión Bicentenario Valparaíso, 19 y 20 de diciembre de 2002:

NUEVAS MIRADAS SOBRE LA AUTENTICIDAD


Nuestro colega y amigo mexicano el Dr. Francisco López Morales es el editor de la nueva publicación de la Serie Monumentos y Sitios de ICOMOS (XIII, 2007), que recoge el debate sostenido por especialistas mundiales en torno a la convocatoria “Nuevas Miradas Sobre la Autenticidad e Integridad en el patrimonio Mundial de las Américas”, celebrada en San Miguel de Allende, Guanajuato, 24 al 26 de agosto de 2005.
En esa reunión participaron los miembros de ICOMOS CHile, Angel Cabeza y José de Nordenflycht.


agosto 17, 2007

Propuestas de Intervención Calle Serrano


El Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano Contemporáneo DUC ha organizado la exposición "Propuestas Académicas de Intervención en la Calle Serrano", convocando a Talleres de las Escuelas de Arquitectura de la Universidad Diego Portales, Universidad de Chile, Universidad de Valparaíso y Universidad Técnica Federico Santa María.
Esta actividad terminará con un encuentro de reflexión a partir de estas propuestas donde participarán representantes de la I. Municipalidad de Valparaíso, Colegio de Arquitectos, Consejo de Monumentos Nacionales, Plan Valparaíso e ICOMOS Chile.

Inauguración: viernes 17 de agosto 18:30 hrs.
Encuentro de reflexión: martes 24 de agosto 09:00/13:30 hrs.
Santo Domingo 26 Plaza La Matriz Valparaíso

más info en www.duc.cl

agosto 13, 2007

LOS HIJOS DE DÉDALO



La madrugada del 10 de diciembre de 2004 despertamos con la alarma de incendio. Una violenta columna de fuego y humo resplandecía amenazante a muy poca distancia de nuestras ventanas. Por primera vez éramos testigos directos –y por suerte no víctimas- del impenitente y triste ulular de sirenas a las que nos tiene acostumbrado el paisaje sonoro de Valparaíso.
Han pasado casi tres años de ello y la sorpresa convertida en un primer momento en temor, dio paso a la indignación, que encuentra hoy la posibilidad de instalar una breve reflexión.
Sobre el origen y causa de la destrucción del inmueble de calle Severín n° 10 no nos detendremos. Si, en lo que ello significa como parte de una propuesta para intervenir en su preexistencia, ya que accidental o intencional, temida o deseada, la pérdida y el deterioro nos obliga a pensar que la intervención ya comenzó.
La inserción de obra nueva en entorno heredado es una condicionante a la que prácticamente se someten todos los arquitectos que proyectan obras en la actualidad, de hecho esto ya es un tópico[1] que va más allá de las polémicas sobre las restricciones normativas y la inversión inmobiliaria. Esto supone una cultura proyectual responsable[2], que asuma que, en las intervenciones sobre el patrimonio el impacto cero no existe. Por lo que podremos discutir cómo y dónde ubicarnos en el amplio rango de la administración de su obsolescencia.
Es en ese rango donde debemos precisar algunas cuestiones y distinguir otras, desde nuestra pertinencia como representantes de una comunidad de especialistas que asesora a la Convención de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Lo primero sería partir por el reconocimiento de que la obra de arquitectura existe en “traza y alzada” –como querían los tratadistas antiguos-. Desde que ésta es proyectada hasta que está habitada, en medio de lo cual hay una práctica que depende de muchos factores: materiales, constructivos, formales, legales, sociales, económicos… en fin, no le vamos a decir a los arquitectos en que consiste su trabajo.
Sin embargo el trabajo de construir ciudad –y eso también lo sabían los antiguos- no sólo se la adjudica el gremio de los hijos de Dédalo, y permítaseme aquí esta manida metáfora sobre el origen de la arquitectura, ya que muchas veces algunos de ellos terminan como en el mito griego: quemados y cayendo desde las alturas pese a las recomendaciones del padre.
Habilitando entonces el significante metodológico de la figura de “Los hijos de Dédalo”, queremos detenernos precisamente en las “recomendaciones del padre” sobre la traza y la alzada del bien común heredado, o lo que es lo mismo: el patrimonio.
La propuesta presentada a partir de esta investigación demuele la caja muraria existente, dejando sólo un pequeño testigo. Suponemos que la opción tras de ello sería escapar a los excesos del fachadismo[3], en lo que podríamos estar de acuerdo. Sin embargo esta decisión tiene un efecto sobre la traza, toda vez que la nueva plaza propuesta supone retranquear la línea de edificación existente desde el siglo XVIII. Debemos recordar que la calle Santo Domingo tiene actualmente un trazado idéntico al consignado en la planimetría de Frezier de 1712, y que se puede seguir en el plano de Birt de 1765, por lo que es una distorsión importante el retranqueo de la actual fachada para inventar otra plaza.
Desde la Carta de Venecia[4] sabemos que las intervenciones deben llevar “la marca de nuestro tiempo”, sin embargo ese mismo instrumento deontológico ha sido sometido a numerosas revisiones –tal vez la más significativa sea la Carta de Burra- que han ido insistiendo que la marca no puede convertirse en cicatriz, ni menos en ortopedia.[5]
De ahí que la secuencia: destruir lo existente y construir obra nueva, rime con su efecto: obstruir. Obstruir lo preexistente, que es la memoria de la traza , misma que fue tanta veces defendida como insumo patrimonial por Myriam Waisberg[6]. Esto sin siquiera considerar lo que hay bajo ella, es decir la arqueología urbana[7], cuestión que en Valparaíso por cierto sólo se ha trabajado accidentalmente –en el literal sentido de la palabra- cada vez que una obra pública –privatizada- da cuenta de la necesidad de excavar.
Cuando en Marzo recién pasado el Director del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, el arquitecto Francesco Bandarin, visitó Valparaíso, quedó claro a través de su experta opinión que las estructuras siniestradas en la Calle Serrano son absolutamente recuperables, misma recuperación que es necesaria en todos aquellos otros inmuebles que se encuentren en el área del Sitio Patrimonio Mundial, donde lo importante será estar alertas a que los componentes del mismo no se distorsionen.
Tres meses más, tarde durante la última sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO celebrada en Cristchurch (Nueva Zelanda), se sancionó un documento sobre la discusión en torno a los valores excepcionales universales de los Sitios inscritos en la Lista, cuestión en la que ICOMOS ha venido trabajando en los últimos años[8]. Lo importante en esa discusión es que son precisamente estos valores universales excepcionales los que definen los criterios por lo cuales finalmente un sitio se inscribe en la lista de Patrimonio Mundial y se mantiene en ésta. Los efectos de este debate no se dejaron esperar, ya que es en esta misma sesión en donde por primera vez se retira un sitio de la Lista[9], dejando en claro que la legitimidad de la misma no puede ser puesta en riesgo por las unilaterales decisiones que los estados parte hagan respecto de sus conveniencias de todo tipo por sobre sus compromisos patrimoniales con la comunidad internacional.
La autenticidad e integridad del bien inscrito en la Lista debe mantenerse, las amenazas sobre la una son la ruina de la otra.
En una sociedad que se copia a si misma, donde productores y autores utilizan el pastiche como retórica de la cita y el fragmento –recordemos el postmodernismo y el contextualismo- a los que se suman unos operadores urbanos que asumen la sociedad del espectáculo con todo el cinismo que les permite su avidez, se corre el peligro de la sobre exposición de nuestra memoria, iluminándola con una luz que más que dar cuenta del “juego de los volúmenes bajo ella”, aplana todo con la calidez de la seguridad ciudadana, integrándose a la cuenta de los dispositivos de control social más que a las pertinencias del significado patrimonial, siendo testigos de cómo la simple lógica del “ornato y aseo” se transfiere al “gasto” patrimonial, invocándose el nombre del patrimonio como aval para externalidades que terminan desnaturalizando su autenticidad.
Aunque sea ampliamente reconocido que el primer paso para la protección del patrimonio es su conocimiento, la ciudadanía no debe ser sólo informante sino que también intérprete de ese legado, ya que no solamente la destrucción del patrimonio es una demostración de poder, sino que también, y de manera más compleja, la conservación selectiva que el poder hace de un legado cultural determinado.
Decidir qué es lo que se conserva, decidir qué es lo que nos representa será mucho más determinante que la destrucción y el olvido. Por lo tanto, y aunque muchas veces los intereses defendidos por el tercer sector organizado sea calificado como de “difuso” por el lenguaje jurídico, la participación social es hoy fundamental en los proyectos de intervención en la preexistencia.
Es precisamente dentro de la validez de un ejercicio académico, que supone el derecho a la participación desde la Universidad en el debate sobre la ciudad, que la propuesta hecha por el arquitecto Jorge Sánchez y su equipo de investigación tiene el mérito de sumarse a los esfuerzos que han puesto la mirada sobre ese sector tan sensible de la ciudad de Valparaíso y su patrimonio.
Saludamos el valor de los hijos de Dédalo, pero con fraternal disenso nosotros preferimos la tierra.

José de Nordenflycht
Presidente ICOMOS-Chile

( Texto leído con ocasión de la presentación de la investigación “Una Propuesta de Revalorización Patrimonial del Sitio ubicado en la calle Severín 10” del equipo dirigido por Jorge Sánchez Reyes, Director del Centro de Estudios Patrimoniales, Urbanísticos y Museográficos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 13 de agosto de 2007. )


[1] Para el caso latinoamericano ver el texto de nuestra colega del ICOMOS Mexicano NOELLE, Louise “El papel de la arquitectura del siglo XX en los centros urbanos patrimoniales.”, en Arquitectónica, Universidad Iberoamericana, México D.F., n° 6, otoño 2004.
[2] UNESCO “Recomendación relativa a la salvaguardia de los conjuntos históricos y su función en la vida contemporánea”, 19a Conferencia General UNESCO, Nairobi, 26 de octubre al 30 de noviembre de 1976.
[3] Sobre el debate en torno a la problemática del fachadismo ver AA.VV. FaCadisme et identité urbaine, Éditions du Patrimoine, Paris, 2001.
[4] ICOMOS International charters for conservation and restoration, vol. I de la serie Monuments and Sites de ICOMOS, Lipp GMBH, München, 2001.
[5] MARQUIS-KYLE, Peter y Meredith WALKER The Illustrated Burra Charter. Making good decisions about the care of important places, Australia ICOMOS, Prestige Litho, Brisbane, 1992.
[6] WAISBERG, Myriam La Traza Urbana Patrimonio Consolidado de Valparaíso, Cicop Argentina, Buenos Aires, 1999.
[7] El estado del debate sobre la pertinencia metodológica de la arqueología urbana se puede revisar en SCHULLER, Manfred Building Archeology, vol. VII de la serie Monuments and Sites de ICOMOS, Lipp GMBH, Manchen, 2002.
[8] UNESCO, “Discussion on the outstanding universal value” World Heritage 31 COM, Paris, 23 mayo 2007. En www.unesco.org
[9] Nos referimos al Santuario del Órix Árabe, sitio que fue reducido en un 90% de su superficie por la República de Omán, contraviniendo su valor excepcional universal.